-revanchistas constitucionales-
que afilan con odio el canto del libro
y sueñan la próxima puñalada
chapoteando en su bilis
manando incansable.
Ese habitual regodeo
por una grave sentencia,
esa sensación hueca
de abyecta justicia,
ese festejo impune
que natural se impone
y es sólo una venganza
de ley enmascarada...
Todo ese circo penoso
de payasos celebrando
a trapecistas que caen
sin redes ni colchones,
y los leones muriendo
de hambre entre las rejas,
y ellos, tan hechos de carne
y muerte, inalcanzables.