La sabiduría no es pura contemplación... existe también la sensación, y hay que poner la propia vida a su disposición cuando llama, cuando llora porque se ahoga de frivolidad, sino se hace tango y andá a consolarla...
Equivocarse es una posibilidad, y hay que dejarla ser.
(Siempre dejarse ser, por uno y por los demás.)
No encerrarnos en el cajón antes de tiempo, y después rasguñarlo hasta que sólo nos queden los nudillos.
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