Suelo devorar el cielo
con sus chispas de agua,
con todos los astros
desparramados, breves
como lapsos de cordura,
estibados en estantes
altísimos, inasibles
para una mano de tierra.
Me trepo hasta el tope,
derramo entre ramas
mis fríos sudores
de miedos hermosos.
Arrimo los dedos
a un sol diminuto,
le presto mi boca,
ensayo un suspiro.
Condenso las horas
que paso en tu risa,
las bebo de un trago
y el mar se desliza
dentro de ese lago
que crece sin prisa.
1 comentario:
(Yo había escrito un comentario, no sé porqué no está) pero decía algo así:
de que me gustó mucho pero más me gustó de reverso.
Y que tu sonrisa es como un cielo azul con forma de alegría.
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