Hoy, sordo de vino, la melodía de tu recuerdo me hace soñar canciones del cuento ideal.
Te veo como el crucifijo sagrado de una religión que gobierna el amor y me aleja del demonio, como sólo vos podés hacer.
El sueño de blancas mariposas de papel se topa con tu forma real y muere sin ser parte de la ilusión que amanece en mi cabeza.
Pierdo la fe, pero no mi amor ni el verde que calma mi corazón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario