estos fantasmas envasados
entre plásticos recortados
azules brumas dementes
ritmos descontrolados
de euforia siempre creciente.
Parecen nunca frenar
en su escalada infernal
pero están lejos del mal
y el alma se les conmueve
cuando vuelven a entonar
el mambo de sangre y sal.
Es un caos delicioso
desde adentro o desde afuera.
Ante tanto sentimiento,
sólo dejarse llevar.
Si algo nos puede salvar
se encuentra en este lugar.
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