La bestia se atormenta,
desata sus grilletes
con insensata fuerza.
Respira y arremete:
embate a la consciencia,
ariete de impaciencia
entre umbras saturadas,
tensión desmesurada
y enorme interferencia.
Las voces despiadadas
se aburren de la ciencia.
Los gritos y los ritos:
el punto g en su esencia.
Se colman de vacíos
las ganas y la ausencia,
pero hay una creencia
que refuta al hastío:
si se reinventa el frío
lo hará la resistencia.
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