Un dios disperso, desparramado por los costados de escenarios diferentes, sólo unido en mi alma y otras tantas.
La agonía de un milagro que sueña más de lo que respira.
Un sol que no se decide a brillar ni quiere mirarme.
Mi tierra de raíces, el amor del amor, la ilusa progenitora.
Y la certeza de que, aunque me engullan las sombras, dejé alguna semilla de luz.
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