y muy pocos trapecistas.
El miedo avanza firme,
demorando las luces
corrompiendo, uno tras otro
cada espíritu ensoñado.
Y así construimos
nuestra propia jaula
desde el mismo adentro,
somos el ojo ciego
donde nace, infértil,
este vórtice social.
Habrá que empezar
a ser menos espectador
y más espectacular.
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