...Llegó el otoño,
llegó la muerte.
Mas no para todos.
Hoy morirán hojas y animales,
mas no morirán para siempre
y, en su transformación de mañana,
darán, con más calor, a la tierra
de su muerte, pasado mañana,
brotes de esperanza.
Y yo no he muerto.
Me alegro de la lluvia
y me alegro del viento.
Si tengo frío,
me caliento.
Si tengo miedo
(que no lo tengo)
susurro y pienso.
Y para mañana
ya me he comido
mi pequeña ración
de esperanza.
Una sola puerta
de tres, abierta.
Una sola puerta.
Inmensa.
Manolo Chinato.
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