a recibir su energía
para la resurrección,
para desanclar penas
y obscenas quietudes,
para echar a andar:
caminar, volar o nadar,
para no oxidarse, da igual.
El horizonte se acerca
de brazos abiertos,
la primavera revienta
en estruendos floridos,
en caricias sin manos,
en poesía y cosquillas.
Hay especies distintas,
con sus muchas especias
esperando palabras
que nadie ha pronunciado,
que la tinta no ha dicho,
que sólo conoce el viento.
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