Maldita ilusidez
que enhebra obsesiones
en tantos ojales
puestos de antemano
(huele a digitado,
sabe a sorpresivo).
Letras recurrentes,
números que acechan
en afiches o boletos
me gritan sus secretos.
Detalles tramposos
chocan con mis ojos,
datos enredados
se atan a mi mente.
Evocan las paredes:
¡qué poco se equivocan!
¿Señales de qué?
¿Objetivo? ¿Motivo?
Es todo un cambalache
en contra del olvido.
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