los fantasmas atenúan su ansiedad,
hay soleadas tardes, noches dulces
como frutas estrelladas
y se vuelve verso la oración.
Todo es un enchastre optimista:
de cada mancha nace el sueño
que cautiva a los instantes
en susurros complacientes.
Es que hay pétalos llenando
las ausencias desfondadas,
y el tan obstinado absurdo
se ha quedado sin palabras.
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