que defienda su semblante,
que mire para adelante
y no duerma en los pasados
por mejores que parezcan,
o por miedo a este futuro
tan austero en sus auspicios.
La vida es una sucesión
de cotidianos desafíos:
batallas inabarcables
o minúsculos conflictos
son impulsos definidos
para llegar a otro anhelo.
Y al final, en el conteo
de los sueños encarnados
esperará una sonrisa
como epílogo acertado.
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