invaden este cielo que, con razón, parecía mucho pedir.
Oscuridades polaroid: el retrato de la inexistencia,
una insistencia del inconciente con la tristeza sin raíz.
Todo tan frágil, como un instante recién muerto
como un estante que se cae por la borda
y se ahoga sin siquiera intentar un manotazo.
Mientras tanto, los retazos se desgarran
y otra vez hay que coserle parches
al ya mil veces zurcido sueño de este amor.
Lo bueno es que aguja e hilo no faltan.
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