busco ese pétalo insignia
de tu arraigo, corazón,
y es un faro, sobresale
sin esfuerzo alguno,
por su colorido
por su propio brillo
que me llama, exacto.
Está tu mirada
como primavera
esperándome.
Y yo llego, ansioso
a esos dos destellos
para emocionarme
en lo más profundo
mientras se derrite
todo lo que soy.
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