viernes, febrero 27, 2009

Reggae su alma, que sino se seca.

Vibración sónica,
dulce relajación senstiva
caricia en la espalda
de cualquier fantasma.

Paz,
refugio ante el temblor
cuando se sacuden las sombras
dejando caer turbios ramalazos.

Un dardo tranquilizante
para la bestia enfurecida
que sale, esporádicamente,
en su afán impío de caza.

miércoles, febrero 11, 2009

Vino la muerte a amputar su razón,
le llevó de un zarpazo más de medio corazón.

Su alma, desnuda, en la fría noche de punilla
interrogándole al viento los invisibles motivos
de semejante ausencia, de la enorme soledad.

Y soñará, quizás, con sus palabras
que vendrán a visitarlo
hasta que decida irla a buscar...

jueves, febrero 05, 2009

Aprender es equivocarse.

Corriendo en un laberinto van sus sombras,
a las cuales persigue como con ansiedad.

La mala fortuna, si bien es caprichosa
también responde a un llamado
o mismo a la predisposición nefasta
de quienes le prestan suma atención.

No hay perfección que valga
nada es infalible si se trata de vivir.
Y los buenos desempeños
están más cerca del aprendizaje
que de una condición innata.

El que no está dispuesto a sufrir
será quien más tristezas junte,
porque para un perfeccionista
todo es motivo de penuria.

miércoles, febrero 04, 2009

T-USA.

Nos invaden.
Sin necesidad de sangre,
ni armamentos nucleares,
ni destrucción edilicia.

Aunque, eso sí, bombardean
los sentidos con su esencia
que está lejos de la nuestra.

Y se muestran superiores,
en los topes del progreso,
ignorando que el alma
no se fija en la apariencia.

martes, febrero 03, 2009

Hoguera.

Estoy entreverado en la intensidad de un trueno rojo.
Ya no distingo ni mi cáscara ni sus pétalos:
es todo un incendio caótico, amor en llamas
quemando la tarde como Sol de montaña.

No existe acá la razón, el reparo se fugó
y nos dejó ardiendo sin ningun temor.

Entonces encastramos los instintos
y alcanzamos la delicia misteriosa
de lo sublime hecho instante
para dos almas llameantes.

De tu paz.

Sorbo la tibia calma que flota en tu mar de ensueño,
recojo el sosiego como una ofrenda,
recibo esa brisa que ansía nuestro estío
y se orea así este espíritu huraño.

Porque sólo me hundo en el descanso
cuando merodeo tu tranquilidad
contagiosa sensación de dulce quietud.

Y disfruto de tu paz, acunando al corazón.