miércoles, marzo 27, 2013

Bello, fiero fuego.

Los años se olvidan
de ir borrándote, al contrario
te encienden más
con otro ardor, otra ausencia
que es tu memoria abstracta
ensayada en cada himno.

No hay lugares que no hayas
hecho tuyos al pasar.

Los recuerdos se amontonan
si de evocarte se trata:
un manantial de anécdotas
es tu espíritu encontrándonos
en ceremonias paganas
que usamos para incendiarnos.

Militamos tu memoria:
esa que anima las remeras,
esa que marca nuestra piel,
esa que anida en el pensar,
esa que hermosea los trapos,
esa que agita en el viento,
esa que arranca gargantas,
esa que hierve la sangre.

lunes, marzo 25, 2013

Bipolaridad meteorológica.

Afuera se hace oscuro,
y adentro ya no se ve:
va despuntando el otoño,
marchitando lamparitas,
apagándonos las velas,
decolorando mi vista.

Se cae el cielo en la calle;
se vuelve un río, dos, cien.
Todo fluye y se desploma
al son de la tempestad.

Una cascada rabiosa
atomizándose entera
por los miles de rincones
antes secos, ahora sopas.

La furia empieza a amainar,
el torrente se hace arroyo,
y el bramido atronador
se ha calmado hasta la hipnosis
ya no arrolla con su queja,
sólo arrulla y ronronea.

sábado, marzo 23, 2013

No detenga su motor.

No detenga su motor
e investigue su interior.
Si el mundo da vueltas
(y nosotros también)
¿para qué separarse
de su ser?

Separarse de su ser,
irse muy lejos, tal vez.
Por eso le ruego
que se haga un favor
que nunca detenga
su motor.

No detenga su motor.


Pappo.

viernes, marzo 22, 2013

Espiralado.

Mis espirales son hacia afuera,
van en busca de todo viento
desprendiéndose sin olvido
pero siempre convencidos
de su tesoro por encontrar.

Mis espirales van saliendo
de su intrínseca penumbra
buscando luz y expansión,
queriendo conocer todo.

Mis espirales se vuelan
de sus propios patrones,
de su comportamiento.

Mis espirales son giros
que lejos saben llegar.

Mis espirales eternos.

Siempre yendo.

Subir, bajar, estacionarse
en un peldaño demencial:
la meseta y la locura
no son buenas compañeras.

Sin ideas ni ambiciones
se nos enreda el sentido,
y cualquier indiferencia
se transforma en laberinto.

El misterio es el motivo:
eso que no has descubierto
es lo que nos mantiene vivos
buscando en este desierto
oasis que se hagan ciertos
y nos llenen de adjetivos
que cumplan el objetivo
de hacernos soñar despiertos.

En los libros o en los bares,
o en el fondo de los mares:
algún sitio esconderá
nuestras musas irreales.

Circular.

Qué hermosa obsesión
la que me hace girar
olvidado de tormentas,
enfocado en su destino.

Quiero escoltarla
hasta el horizonte,
darle una sonrisa,
hacerle una caricia.

Desespero sin su ruedo,
como sin la primavera.

Es la simpleza y lo bello
condensados en un tacto,
cargando mil atenciones,
y esperanzas por millones.

Me devuelvo a la inocencia:
soy el niño en pleno juego,
mi premio es recuperar
el corazón que se pierde
cuando, en cada despertar,
la realidad nos sorprende.


miércoles, marzo 20, 2013

Incontinencia poética.

A veces uno quiere desangrarse en letras. Digo: como en todo poeta, las palabras fluyen por las venas, sístole y diástole, inspiración y anhedonia. Y cuando el torrente se hace incontenible, y no puede uno soportar ya el pulso de los versos subcutáneos, se abre un tajo en la sien o en el pecho y deja salir ese borbotón de sangre (a veces roja, otras gris, y otras tantas de indescifrables colores) como vomitando alas.

Tierra sin tiesto.

Mi tierra es muchas tierras
pero un solo corazón.
Tiene miles de colores,
sabores, aromas, versos,
ritmos, juegos, dolores
en el tiempo y las pasiones.

Sin embargo, su latido
es una pulsión cósmica
que magnetiza la sangre
hacia un profundo sentido.

No le creo a los olvidos
pero sí a un puño apretado
a los vientos ofrendado
para rehacer lo perdido
o liberar lo prohibido
o defender lo jurado.

Y no puedo no creerle
al flamear de unas ideas
nutridas por sangres propias
(sangres hoy hechas bandera).

Tus heridas, mis dolores;
tus victorias, mi esperanza.



lunes, marzo 18, 2013

Hasta... siempre.

Ya nunca vas a estar lejos,
ser de barro, sangre y fuego.

No podrá alejarte el tiempo
aunque intente sin cansancio,
ni podrá hacerlo la muerte
caprichosa e incesante.

No llegará el olvido
a merodear tus ejemplos.

Inútil será que el viento
quiera arrancar las raíces
de esta estrella vuelta un árbol
por tu idea alimentado.

Fracasarán sin remedio 
las tintas más corrosivas
porque lo que nos decías
está tallado en la historia.

Será en vano el velo necio
en que busquen envolverte
las rachas oscurantistas
porque tu luz es de siempre.

No habrá embate que te tumbe
de nuestro grave horizonte
dónde "imposible" no existe
porque nos lo demostraste.





Paraísomos.

Hay un lugar para estar alegre
por formar parte de algo más grande,
por no ser solo (ni sola-mente);
hay un lugar para crecer, creer, crear.

Pero ese sitio no se halla
delimitado en un mapa,
ni definido por un diario,
ni condenado al exilio.

Su paradero es inquieto
como el viento, lento
cuando raudo se lo busca,
siempre en movimiento
pero no corriendo en vano:
la ansiedad va de su lado
para impulsarle horizontes
sin atomizar su espíritu.

No es una isla el Parnaso
(más allá de idilios propios)
sino las profundidades
que laten en los adentros:
la fe y su convencimiento
de mitos superadores,
el conocerse imperfecto
para destripar errores,
los anhelos arraigados
al ánima, y los amores.

viernes, marzo 01, 2013

Sin prospecto.

No sé si el oro o la ceniza,
o las palabras ajenas
que se yerguen ahí nomás,
o el laberinto imperfecto
de imágenes e ideas
que no saben ser ellas.

Sólo sé la ilusión
hecha por los fulgores
de amanecer salino
envuelto en una estrella.

Sé las canciones viejas
que nunca son ausencia,
sé un grito impronunciable
que está por proferirse.

Pero no hay sabios cerca
cuando la vida espera,
ni certezas, ni emblemas
que puedan convencernos.

Lo que hay es la intuición
nutrida en los anhelos.