miércoles, marzo 26, 2014

Memoria vs. Amnestesia.

La memoria es un ejercicio diario, un ritual sentimental que rescata de las sombras lo que el tiempo va tapando.
La memoria es un fuego que arde en tanto lo alimentamos (es darle a la muerte vida nuevamente: transformar lo inanimado en luz, calor y belleza).
La memoria no se usa como un disfraz obsoleto que sólo cobra vigencia en contadas efemérides: es el amuleto cotidiano que nos protege del espanto agazapado en el mañana.
La memoria no es un monumento para visitar empuñando el llanto, sino el pulso que le da vida al pasado para que no lo devore la tristeza del olvido; es el estoicismo del soldado que batalla a la intemperie contra el enemigo, la desventaja y la soledad.
La memoria no es clavar cadáveres de flores en tiestos marmóreos: se parece más a plantar recuerdos para que florezcan ideas en magines yermos.
La memoria no es un libro quieto y completo, sino una carpeta de tapas abiertas que va por el tiempo siempre dispuesta a tintas distintas.
La memoria es el muchacho trémulo apostado en un escalón, sosteniendo su libertad con ojos de fiera, lleno de miedo y de pasión, enterado de la intemperie legal y aún así exponiendo sus alas en la noche, a sabiendas de que cada baldosa resignada es un paso atrás en la batalla contra la amnesia y su anestesia.
La memoria es recordarle al presente de dónde viene para que elija con motivos hacia dónde quiere ir.

miércoles, marzo 19, 2014

Logis & co.

Entre tanto fetichismo tecnológico se va esfumando el tejido espiritual.
Constituidos por lo convencional, desesperados por ser lógicos, los individuales del rebaño corren como un conejo famélico tras la zanahoria digital que llene la panza de su autoestimaterial.
Pantalla tras pantalla se oxidan los sentidos, se vuelven binarios: los latidos son sólo una cadencia que oscila entre ceros y unos. Nos quieren bits, para borrarnos de un clic.
Y son tantos los que persiguen ese progreso desechable, que da miedo. Porque encima empiezan a ser un ejército totalitario, obnubilado, capaz de avasallar con su fruición cualquier escollo que se entrometa entre ellos y el próximo modelo: aunque hubiera que sacrificar al planeta, preferirían vagar en la nada universal con tal de poder postearlo a través de ese -realmente- último modelo.
Y yo soy un irracional, infantil, que se permite ponerse triste porque otra vez los árboles sufren el abandono de las hojas en el momento que más las necesitan, porque otra vez el sol se esconde atrás de esas insistentes e intransigentes nubes... ¡qué gil!


sábado, marzo 15, 2014

Extravío de voluntad.

Ya soy esclavo de los versos.
Rendido y extasiado ante el papel,
me dejo beber por cada letra,
sorbo tras sorbo, espeso.

A veces ásperos tragos de arena,
otras grato licor de terciopelo
llenando los espacios abandonados
de esta ruina-imaginación.

¡Sedes insaciables!
No sé si soy ansiedad o abrevadero.

Borracho por la tinta,
fluyendo como un río
teñido de ambrosías,
revuelto en sus ficciones.

Trazo a trazo, retraso
la urgencia de la muerte,
su sombra inevitable
que roza mis orillas.


miércoles, marzo 12, 2014

Rendición estival.

Son oscuras las ramas de este bosque:
a pesar del día y sus vanos intentos,
la luz se deshace antes de llegar,
como sueño frágil al rozar un ruido.

Las copas tienen poco de perennes:
un duende las devora entre penumbras
que salen de la boca y se desbocan
y ocupan los espacios ya vacíos.

El silencio se ha rendido a la utopía
y apenas si araña una leve calma.

Caen fusiladas las mariposas,
las grises hojas, las musas secas,
dejando un sacrílego crujido,
susurro de próximas ausencias.

El sol febril se va en su ocaso,
enfila hacia el agónico horizonte.
Se oyen ya las voces del martirio,
presagios del exilio inevitable.

miércoles, marzo 05, 2014

Tras cartón.

Él se pone con el sol,
y declina su cordura
detrás de la lontananza
con ferviente convicción,
se engalana el corazón
y juega, mueve, despega.

Cree en su resurrección
(recurrente, iterativa)
por eso no entiende el miedo
que se le tiene a la muerte
(digo: a la propia muerte,
no a las ausencias ajenas).

El viento de su euforia
atiza cualquier fuego
que mengüe intensidad
en el nocturno ardor,
que brillos atenúe
de cara a las estrellas.

La búsqueda del numen
a veces lo enceguece:
no importa si amanece,
su Luna sigue allí.
Todo es cuestión de fe
si sabemos sentir.



sábado, marzo 01, 2014

Vista encallada.

Químico equilibrio
en que navegamos.

Intensos intentos
por la eternidad.

Alas y ataduras,
vuelos sin valijas.

Grieta apasionada
crece sin cesar.

Muerte compañera,
red del trapecista.

La balanza oscila:
justo pendular.

Locos esplendores
de noche sin final.

A través del fuego
ánimas verás.

Hundido el silencio
flotarán mil voces.

Ecos de la nada
¡no vuelvan jamás!