jueves, julio 17, 2014

Brillante anochecer.

Tras tu pálida estela
se dibujan mis ansias
que amanecen aprisa,
con fugaz claridad.

El incendio en las sienes,
las sirenas urgentes,
los naufragios fatales:
letanía inmortal.

Persiguiendo mi sombra,
devorando el desvelo,
van cayendo las hojas
numeradas de invierno.

Los paisajes raídos
por mis ásperos ojos
son casi transparentes,
imposibles de amar.

La raíz de la noche
no se aferra al olvido.
El color de la luna
se ha vertido en la sal.

miércoles, julio 16, 2014

Desesferanza.

¿Cómo el todo se vuelve nada?
Así, en un tris, el reflejo infeliz
en la pecera de las ilusiones
(mirándonos los ojos absortos)
es lo único que nos queda
de tamaña esperanza a cuestas.

Se escapa ese abrazo estrecho
que arrasa los recios modos.

Me deja una ausencia añeja,
de olor como a cuatro inviernos.
Y secas lágrimas blancas
en hondas ojeras negras.

Ahora el tiempo es espera:
pasión y girar sin pausa,
poner la fe en la balanza
como reinvención del ansia. 

Son dieciséis estaciones
y millones de esperanzas.

miércoles, julio 02, 2014

Soplidos e ilusiones.

En la quietud de la tarde
ansío tanto tu aliento...

Soy caído barrilete,
un sol marchito en el suelo
del colchón ensombrecido
por la excelsa soledad.

Soy relato empobrecido
por la síntesis absurda,
evocando en el olvido
un río que sabe a mar.

Se derrumban los relojes
derretidos por la espera
de encontrarte tras la esquina
o en la ventana lindera.

En el hueco del presente
donde le rezo a tu ausencia
escribo con tinta espesa
los anhelos de mi instinto.

Contigo vivo del aire;
volando, flotando, vivo.

Sin vos me pesan las horas,
el desvelo y los latidos.

martes, julio 01, 2014

Etereogeneo.

No doblego las cornisas
sin atarme a tu caída.

Sin hundirme en el vacío
silencioso de tu nombre
(pronunciado, desde siempre,
por una poetisa muda)
no consigo soltar el suelo
ni deshacer lo que es debido.

Es que me hastío del piso,
me seco en la maceta,
marchito bajo el techo:
me agrietan los adentros.

La lluvia, sin tus alas,
me pesa, irremontable.
Las nubes se agigantan,
pretenden devorarme.

Yo bebo con las gotas
que salpican mi mente
y acarician el vidrio
donde dejé los ojos.