viernes, diciembre 31, 2010

Enloquecer y escribir.

Congenian
de una manera genial.

Buscar la lontananza
de nuestras fantasías.

Girar a la deriva
sabiendo que algo espera
detrás de lo ya visto
y dibujarlo en letras.

Como un velero
en la eternidad
que resucita
con cada brisa.

Amigo Baco.

¿De dónde viene tu espíritu?
Hijo de un dios cuyano
y una madre casi eterna.

Bajo el guiño de gigantes
y a pasos de las estrellas
se ha criado tu misterio
que subleva mis sentidos.

Con la sangre y su reflejo.

Con el sabor impredecible
de tus caprichos terráqueos
con los perfumes precisos
pa' acompañar cada instante.

Adaptándote a los fríos
para entibiar el espíritu
o combatiendo las llamas
en compañía del hielo.

Con el baile que requiere
cada lapso compartido
tanto con unos
como con otros
o solamente nosotros.


miércoles, diciembre 29, 2010

Protegernos.

Debemos desacostumbrarnos
a este hostil infierno espeso
donde ofrecemos las sombras
sacrificando al mismo amor.

Nada próspero puede nutrirse
de íntimos miedos simbólicos
echados como llamaradas
sobre el reflejo, sobre el sostén.

Para oírnos es preciso respetarnos.

Si el veneno se desborda
alejemos nuestras almas
de su alcance, o quedaremos
gravemente corroídos.

La rutina problemática
es la peor repetición.

Apalabrado.

Soy presa fácil de las letras:
toda palabra me encadena
con una levedad sorprendente,
y obsesiona mis modales
y se come mis pensares
(esos que, sino, se enturbian).

Cuentos, diarios, poesías
sucesos y hasta frivolidades
se llevan mis ojos hundidos
para pasearlos sin rumbo
(aunque, a veces, lleguen lejos).

Y vago, divago, me embriago
entre definiciones e historias
que transforman (convulsionan)
estas caóticas cavilaciones.

Llora Megafón.

Ha pasado el tiempo por tus paredes,
y dejó una estela de frivolidades
que quiero desterrar de mi memoria.

Hoy es otra vida la que te vive:
algo ajeno, siempre ajeno, recorriendo
tus venas tan transitadas (y absurdas).

Todo un movimiento uniformado
(como un hormiguero de segunda mano)
erosionando la mística antigua
dejándosela en bandeja al olvido.

La nostalgia de tu agonía
absorbe mis pensamientos.

martes, diciembre 28, 2010

Noctámbulo.

Soy de la noche, de la Luna,
de la calma que recorre
con pasión cada penumbra.

Soy una estrella perdida
en el cielo salpicado
(en su profundidad).

Quiero enterrarme entero
en los misterios nocturnos
que esperan sin urgencias
pero llenos de ansiedad.

Estoy hecho de silencio,
de sueños y de sosiegos
que llegan con el ocaso.

lunes, diciembre 27, 2010

Incapaz.

No hay sal que alcance hoy
para aliviar su insipidez
(ni pimienta, ni un carajo
de lo que hay en mi alacena).

Todo es inútil para el mañana
de ese recuerdo selectivo
que prefiere atesorar sombras
y condenar lo demás al olvido.

No alcanza mi corazón
a complacer sus latidos
ni a llenar esos vacíos
que crecen constantemente.



domingo, diciembre 26, 2010

La violencia a la cabeza.

Hay quien busca la corona humeante
con más instrumentos que la paciencia:
va royendo almas desde su violencia
con mensajes viles y muertes constantes.

Su figura aparece siempre en sombras
recortada por tijeras adornadas de antemano.

Se desliza por la historia, soslayado.
Se desprende de la paz muy fácilmente.

Sabe demasiado para su avaricia
(es un arma cargada e investida)
de poder creciente, y no cede jamás
ni siquiera al mismísimo tiempo.

Ignorando las coyunturas.
Encausando su tiranía.

viernes, diciembre 24, 2010

Estar activo.

Se siente mejor el movimiento.
Estar predispuesto al viento
y a sus soplidos caprichosos
insufla vida en estas ruinas.

No se detiene la rotación
(tampoco lo hace el corazón).

Entonces, la conclusión
es que el freno roe la emoción.

Y la quietud va consumiendo
la llama del fuego robado:
hay que encontrar unas ramas
para alcanzar su resurrección,
así empieza la recolección
y, con ella, el eterno flujo.

Hacer, desarmar, construir
asolar, emprender, estallar,
pero nunca, jamás, por nada
dejarse, hasta el alma, oxidar.



jueves, diciembre 23, 2010

Querer o reventar.

Quiero mi propia ficción, no el cristal inalcanzable que se ofrece omnisciente: vacío el ideal y llenos los bolsillos, espléndida la piel pero marchito el espíritu.
Quiero reconocer la belleza por instinto, no por parámetros ajenos ni "voces autorizadas".
Quiero exponerme al sol, deambular por la oscuridad, navegar los rincones lejanos de la mente, preguntármelo todo.
Quiero desarmar lo perfecto para ensamblarlo aún mejor.
Quiero pasear mis raíces por otros tiestos, y salir a volar cuando arrecie la tempestad.
Quiero urdir transgresiones a los gritos.
Quiero beberme, a fondo blanco, el desierto entero, y derretirme luego.

Estío que no hastía.

Un verano de cincuenta meses,
atravesado por tempestades
y también por alguna nevada
(lo impredecible del clima,
y la memoria, ahora, implacable).

Pero verano, al fin y al cabo.

Un estío colorido y coloreado,
bañado por las luces intensas
del sol que extiende sus rayos
hasta latitudes casi antárticas
haciendo ríos de los hielos
para que brinden las flores.

Uterino verano hospitalario
tan amable, tan dulce y envolvente...


martes, diciembre 21, 2010

Llamarada.

El llamado de la tierra
es un susurro muy suave
(casimperceptible
pero insoslayable).

En cambio el mar convoca
con rugidos omnipresentes
a empapar el alma en él.

Y los pinos se chiflan
entre las brisas de estío
que atraviesan las copas:
-¡Ven, viento costero
a despejar los letargos!

Queda un sinfín de vidas
recorriendo la luna entera
admirando una noche llena
que se vierte en todo el bosque.

Y quedo, también, ahí:
preso del instante perfecto
encadenado al recuerdo.

martes, diciembre 07, 2010

Tumiñiko.

Quiero ser las letras y el mar,
quiero comprender esos delirios
que rugen sin más motivos
llevando en el viento su grito
con las gaviotas atravesándolo,
pero también adornándolo
embelleciendo su vista quieta
(o de hipnóticos periplos).

Siempre despedida
e implacable regreso.

El coro de pinos nocturnos
amando a la luna a gritos
con su poesía misteriosa
hecha de estrellas y arena,
con sus perfumes intensos
invitándote al suspiro
(convidándote su esencia).





sábado, diciembre 04, 2010

Casa embrujada.

Un castillo vacío es un castillo muerto:
se llena de fantasmas y de sombras sin luces.

Toda la gala que envuelve esta nada
es un absurdo derroche de vida.

Porque no hay paz, y el amor
se atrinchera lejos del escándalo,
de las desconfianzas
de los pensamientos
que aprietan al bobo.

Siempre apelando a la pena
en la busca de sus deseos,
enchastrando las paredes
con máculas paranoicas
que se vuelven indelebles
aunque no se puedan ver.

viernes, diciembre 03, 2010

Tempestuoso.

No es el sueño la pesadilla
ni la sombra que se impone.

Es cansancio espiritual:
a este racimo de agujeros
no le cabe un buco más
(¿quiere regenerarse
el tejido casi extinto?)

Siempre hay alguna pena
merodeando en esas mentes
(o acechando en esas almas),
pero son penas vacías, huecas
tristezas llenas de vieja espuma.

Preguntas que se responden
a sí mismas con penumbras,
desconfianzas certificadas
por los tan turbados egos.

Y en el medio late algo
que se encoge con violencia
por estos venenos humanos.



Te voy a atornillar.

Te aprieto mucho,
te empleo mucho,
te sirvo mucho,
te piso mucho.

-¡¿Cómo puede ser que te alboroten mis placeres?!

Te espumo mucho,
te asfixio mucho,
te impacto mucho,
te siento mucho.

Yo te quisiera asaltar,
te voy a atornillar,
te voy a herir un poquito más.

Te aprieto mucho,
te empleo mucho,
te asfixio mucho.

-¡¿Cómo puede ser que te alboroten mis placeres?

Te sirvo mucho,
te piso mucho,
te aprie... te aprie... te aprie... te aprieto mucho.

Yo te quisiera asaltar,
te voy a atornillar,
te voy a herir un poquito más.

Te aprieto mucho,
te empleo mucho,
te asfixio mucho.

-¡¿Cómo puede ser que te alboroten mis placeres?

Te espumo mucho,
te asfixio mucho,
te aprie... te aprie... te aprie... te aprie... te aprieto mucho.

Yo te quisiera asaltar,
te voy a atornillar,
te voy a herir un poquito más.


Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

jueves, diciembre 02, 2010

Héroe del arte.

Para apabullar aquellas soledades
(tiempos absurdos)
para darle intuición a este rumbo
(sueños inciertos)
para saciar las poéticas gulas
(voraz imaginación).

Una pluma que rebalsa
lo que las palabras buscan.

Cada invento se hace himno
(si no ahora, en algún tiempo,
o quizás lo logre el viento
llegando al destino idóneo).

Cada encuentro nace intenso:
se prepara con paciencia
la búsqueda de esa esencia
y todo lo que se acerque
nos arrima a la algidez
(incluso el maldito tiempo).




Insípido.

Todo fluye, sin embargo
algo hace interferencia
en las propias sensaciones:
no hay sabores intensos
ni presagios que entusiasmen
a este espeso recorrido.

Las tormentas duran poco
(los tormentos son eternos)
como cualquier primavera
(marchitándose la flor).

Y gritarle al sordo Siempre
es un balde desfondado.

¿Hay algún lugar lejano
al que crea querer llegar?
¿hay algún sueño latente
que se deje hoy encarnar?