domingo, diciembre 26, 2010

La violencia a la cabeza.

Hay quien busca la corona humeante
con más instrumentos que la paciencia:
va royendo almas desde su violencia
con mensajes viles y muertes constantes.

Su figura aparece siempre en sombras
recortada por tijeras adornadas de antemano.

Se desliza por la historia, soslayado.
Se desprende de la paz muy fácilmente.

Sabe demasiado para su avaricia
(es un arma cargada e investida)
de poder creciente, y no cede jamás
ni siquiera al mismísimo tiempo.

Ignorando las coyunturas.
Encausando su tiranía.

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