viernes, junio 30, 2006

Jerónimo a la ilusión.

Un hachazo a este vuelo
de los que describieron poesia
sobre la alfombra de hierba.

Un hachazo, sí, un hachazo
intangible pero existente
del leñador de la mano negra.

Y se cae desplomado
sobre el campo que es de juego
y, a veces, también de guerra.

La tristeza no es tristeza
sino un vacío inmutable
al que sólo un abrazo quiebra.

miércoles, junio 28, 2006

Todo o nada.

Pongámosle que hablo de un lago y dos personas en canoa mirándose a los ojos, pensando solamente en cuánto se aman... ¿y si eso realmente no existiera?
Cuando uno alimenta de falsos maniquíes la vidriera de sus gustos, toda la búsqueda que nos quede será bastante en vano. Al menos lo suficiente como para dejar el saldo negativo de la amargura (pero esa que sobre pasa la garganta, y que, cual ácido, corroe todo interior que se cruce en su camino).
Hay una sobreoferta dinámica constante de estos productos milagrosos del hoy que en realidad jamás existieron más allá de un reducto publicitario, mediático, ficticio, sólo permitido porque nuestro zeus, la economía, lo adoptó de forma inapelable.
¿Y qué queda de nuestros sueños?
Se van fundiendo en el solvente del vacío inalcanzable, destiñéndose a cada instante como una flor que se marchita y deja sus colores en el tiempo para que el eterno Nunca se haga cada vez más dueño de la razón.
Que los sueños imposibles sean imposibles, y no realistas.

jueves, junio 15, 2006

Melan con lia.

Divina melancolía sin tristeza
que regresas como el breve sol de otoño
con fantasías y belleza.

Que nos bañas de oro suave
y rojizos desangres del día muerto
mientras la noche busca sus llaves.

Noches que se hacen de libro
sólo porque te amamos.

Linvisibertad.

En acá parece que la única forma de ser libre es volviéndote invisible.
Remontar o salir de paseo, disparar y birlar, si nadie te ve ¿cómo podés ser feo?
Imaginese usted qué cultura tomar, aprender a vivir del escondite
fomentando una vez más el manto de piedad sobre lo desconocido.
¿Adónde iremo' a parar?
Estamos todos en el crudo real que por ser único no está tan mal, ¿vos dirás?
Tanto quilombo por un poco de humo.

martes, junio 13, 2006

Que te extraño, pero no tanto.

Como las agujas se lo comen todo, parece que hay una parte tuya que también ha servido como platillo del tiempo.
La ausencia hizo estragos, pero tras la tormenta furiosa se nos quedó a media máquina esta sed insacible y entonces, parado y sin rumbo, me pregunto qué pasó.
Pasa siempre: al amor infinito lo bautizaron agarrado del talón.
Y si fuera más espuma que cerveza... en realidad esos tragos todavía valen soplar, escupir y esperar, pero no quiero embargarme al deseo del instinto.

A pintar...

Pimientos de galera que sacan conejos de la arena húmeda,
ayer una luna de esas que engordan los sentidos
y así vamos con la belleza de la mano para disfrutar,
llenando la canasta de colores prestados
para ir pintando con mucho tanto vacío de años atrás.

Dejando desnuda mi locura indefinida
o vistiendo de gala el mundo cotidiano.

Que se enchastren de magia todos los que amo
y que el gris que supo ser... ya no sepa ni sea.

miércoles, junio 07, 2006

Un ciego esperando el sol.

Agarrar y hacer una nueva vida con barro de tierra y lágrimas es como jugar al ping pong con una pelota de papel.
La tristeza arde, y no perdona. Pero uno tampoco se puede someter a ella y ser su esclavo si realmente busca el sol. La única escalera posible ha de construirse con esas pequeñas delicias, como pistas, como maderitas que vamos encontrando en la playa, que el mar devuelve con un guiño cómplice para el náufrago desolado.
Cantar ahuyenta las tinieblas, y bailar atrae chispas.
El movimiento es un imán que seduce a la luz.

Amor.

Un día abro (o cierro) los ojos, y todo el color del mundo se me presenta cabalmente. Me da la mano y comienza con una breve explicación que no pude escuchar, mientras todo se acomoda como un cubo mágico que prefiere la solución al desafío.
De repente la tristeza no es tan triste, las sonrisas están a mitad de precio, los colores brillan (y no por su ausencia), el negro se dispersa como si las nubes que empañan el cielo se tomaran un buque al triángulo de las Bermudas.
Aparece la totalidad de las cosas, o lo que pareciera ser eso mismo.
Se desgarra un velo, y todo queda desnudo, sencillo, bello.
Esa es la palabra: bello.
Mis ojos se ponen en la frecuencia de la belleza, y empiezan a disfrutar el paisaje de todos los días.
Unas manos que fueron manitos y hoy parecen milagros.
La panza de una embarazada es el arcoiris de la creación, las hojas del otoño parecen hechas por un orfebre eminente, la luna tiene menos muerte y más sueños que nunca.
Te quiero querer... y te quiero, nomás.
Porque sol, estrellas, luna, cielo, lluvia, nubes, otoño, primavera, verano, mar, horizonte, infinito, colores, sabores, olores, arboles y animales, fútbol, música, chocolate, amigos, santa maría, sueños, abrazos... la enumeración no se terminaría nunca.

Obladi Oblada.

A veces me gustaría ser un camello y poder guardar en mis jorobas la alegría que rebalsa de todas las fuentes hoy en día. Ir caminando por el desierto sin ningún miedo a que mi alma se muera de sed o tristeza. Y que mis pestañas frondosas no dejen pasar los granos de arena que atacan con su cruel aspereza las retinas de esta mirada que ya se cansó de posarse en el halo negro que recubre la rutina.
Que estos no sean sólo oasis. Ojalá un océano y paraíso se extiendan de ahora en más en el horizonte de la verdad.

martes, junio 06, 2006

A la banda amiga.

Estamos y están... no todos juntos, ni todos cerca... no importa tanto tampoco.
Y es que aparecen y desaparecen, pero nunca olvidan lo que siempre tiene que subsistir como un imán en la heladera de la memoria.
Somos... y así, siempre habrá nacimientos de anticristos algunas noches, semidioses perdidos por las tardes o cristos redentores mientras incubamos una resaca que al despertar sabrá poner los puntos de sutura y consejo.
La vida nos va a volver viejos, pero precisamente esa vejez tendrá, por lo menos, recuerdos a los que recurrir para hacerle trampas al tiempo.
Enamorarse de la vida no está nada mal.

sábado, junio 03, 2006

¿Vamos de paseo?

Decía que era feliz cuatro o cinco veces al baño.
Que no le importaban los espejitos de colores, aunque fueran en blanco estaban bien.
Que si su corazón era de papel, él se lo tomaba a pecho.
Lo único que arroyaba su sed era el Pase de los Toros.

Pero, como todas las historias de amor... ah, no, no hay tragedia.
Bueno... entonces capaz no hay término tampoco.

Similares. O puestos.

Esa sintonía fina es la parálisis del universo para que salgamos a jugar un rato.
Qué hermosas son las diversiones suaves que toman colores trascendentales cuando se trata de enchastrar de sonrisas todo el lugar, y nosotros vamos compañeros y cómplices a la caza del mismo sinfin que las noches invitan.
Nos descubrimos por costumbre en los rincones que se apartan del común, y así ese confuso recelo nos lleva como rivales de turno en las peripecias que dictan las madrugadas.
Es extrañísimo mi sentir que te condena y no ofrece blando resquicio por donde apelar a la piedad. Con esa costumbre del toldito en la cabeza (y el horizonte), sin poder mirar las estrellas más allá de un hombro.
Qué diferentes somos, por más que el hambre sea la misma.
Un bautismo puede empezar una guerra
y sin embargo Cristo sigue muerto,
si nos salvó una vez... que se repita
queremos bises de esa odisea
que salve un poco de tanto odio
a este engendro que su padre
puso en una botella y lo tiró al mar.

viernes, junio 02, 2006

Versus.

Cosas ricas como el papel sin cloro
que la vida pone a nuestro lado
suaves y a la vez tan armados
monedas de chocolate, bañadas en oro.

Un pikachu, y la justa madera
con clavos para ningún fakir.
Blancas sábanas han de vestir
esta cama que duerme a la fiera.

Oto.

La feliz nostalgia del otoño en este pedacito de Buenos Aires que me tiene atrapado.
Hay milagros que si bien capaz no son él, son... entonces es una especie que sigue viva.
Y en todo están los charquitos más fríos que de costumbre, el humo que ya no es premeditado, las miradas entre lanas... ¡ay! qué magia de nostalgia grisácea y marrón, cuánta belleza triste, que por ser triste no deja de ser belleza, y más también.
El oro es el palo de moda en la barajas porteñas.
Piensa uno en Mafalda, Sabina, Dolina, Parque Lezama y por qué no Sábato, y Piazzolla.
Y Goyeneche. Y la Balada para un Loco.
Y entonces se rompe la bolsa de la aspiradora y resulta una explosión cósmica de otoño... todo otoño, que dora todo. Y no se puede dejar de amar este pequeño momento de idilio otoñal, como rompiendo con la desazón de su llegada.
Gracias, también al otoño hay que agradecerle que aparezca con una sonrisa de regalo.