Decía que era feliz cuatro o cinco veces al baño.
Que no le importaban los espejitos de colores, aunque fueran en blanco estaban bien.
Que si su corazón era de papel, él se lo tomaba a pecho.
Lo único que arroyaba su sed era el Pase de los Toros.
Pero, como todas las historias de amor... ah, no, no hay tragedia.
Bueno... entonces capaz no hay término tampoco.
1 comentario:
je t'aime mon petit prince.
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