Al son de su risa.

Cuando se levanta el cuarto creciente

y vierte sus comisuras en un jarrón

la vida reverdece, los brillos resplandecen

sobre el ramo florido del presente.

Hago un nudo en los canales

por donde fluyen tantas sombras

y las dejo allí, estancadas, lejos

para que no toquen este instante.

Siento a la perfecta idoneidad

anunciando sus victorias eternas

dejando al mundo sin gravedad

para que todo, por fin, flote.

Secuencia de la poesía.

Pensar. Repensar. Arrancar.

Despegar. Volar. Alcanzar.

Planear. Sentir. Buscar.

Subir. Descubrir. Soñar.

Escribir. Analizar. Negar.

Insistir. Morir. Encontrar.

Filosofábula.

Una línea definida (al principio y al final)

pero el ánima perdida ¿hacia dónde va?

Los intangibles recuerdos

el sonido de los momentos

con su aroma inseparable..

El fantasma esperanzado

que disfrutaba todo

desnudando los misterios

más sencillos e impactantes,

esa sabiduría indispensable

en el brillo de los ojos

que buscaban, sin saberlo,

la verdad universal

en un juego imaginario.

Las maldiciones emotivas

que nunca volvían a alcanzar

ese cenit siempretérito,

una añoranza destructiva

de lo que nunca hubo sido

ni volverá jamás a ser.

Un anormal incorregible

hecho de goma de borrar.

Sintiendo.

Tengo un amor que llega hasta el Sol,

y se enreda en sus rayos melancólicos

y se incendia de locura hasta estallar.

Tengo un amor que contempla

horizontes aun no imaginados

de dónde, quién sabe, se ha escapado.

Tengo un amor insoluble

y siempre espero que indeleble

para ser eternos en cualquier superficie.

Tengo un amor que atormenta

y con eso se encarna en lo humano

que también es un milagro en sí.

Tengo un amor que divierte

y que también reflexiona,

emociona, convierte, despierta,

asimila, conduce, reprime,

imagina, sugiere, entristece,

desquicia, recuerda, fascina,

construye, atribuye, maquina,

pelea, cultiva, palpita...

Sinmorales.

Detrás de invisibles umbrales

se esconden aquellas sombras

que pretenden conducirnos

hacia un triste valle aislado

para volvernos esclavos

de sus turbias voluntades.

Prefieren tenernos lejos

de cualquier conocimiento

y van sembrando su odio

separando nuestras manos.

Enseñan a rajatabla

el manual del buen deseo

sin lugar para explorar

ningún profundo sendero

dado que la superficie

es de más fácil gobierno,

sobre todo si debajo

quedan sólo sueños huecos.

Por eso, para lucharle

a la ausencia escrupulosa

lo mejor es no vaciarnos

de ilusiones cada día

y saber que todavía

quedan algunos vestigios

de ese mágico relleno

para colmar esperanzas.

Espíritu capellán.

Llama con voz de río

llevándome por su cause

hasta los verdes misterios

que esperan ser develados

por este espíritu ansioso

de volver a sus altares

para sentir consagrado

el amor que lo desborda.

Llama desde lo inmenso

sin límites, su belleza

que jamás pierde sorpresa

cambiando o permaneciendo.

Llama, y es una urgencia

que tiñe todo lo vivo

con la obsesión del regreso

inminente, delicioso.

Llaman sus brazos enormes

reclamándonos mil sueños

que se han quedado durmiendo

al comenzar nuestra ausencia

y hoy piden resurrecciones

en favor de sus paciencias.

Allá vamos, Alazanes

a sus libertarios prados,

pegados a los Quebrachos

que ahuman nuestro banquete.

La tormenta no atormenta.

¿Cuánto de agua puede caer

antes de que se llegue a inundar

el más asfáltico desierto?

Un estacionamiento

monstruoso, desnivelado,

dejando pequeños granos

en cada puntada de agua

que le acaricia la dermis

con cosquillas inútiles.

Y tanta gente esperando

viendo pasar al reloj

cantando el vals de las gotas

para dejar su vida a seco

como pasa cada día

y a cada último momento.

Uno puede desahogarse

incluso bajo una tormenta.

Ahogándose la ciudad.

Se moja.

Se lava, se enjuaga, decanta

toda la tristeza de mil vidas

separadas por un río luctuoso

remojando el alma en soledad.

Adentro de cada gota

hay un mundo que se ahoga

pero la tristeza está

mirando para otro lado

debilitando alguna idea

con emociones artificiales.

Los rayos y la tormenta

no siempre vienen

de un mismo firmamento

pero se parecen

en la desolación.

Por venir.

Si me ahogo en el futuro

no es por un triste presente,

sencillamente la ausencia

ha venido a visitarme

desde su hogar postrero .

Aunque no le dé la mano

se abre paso dentro mío

contándome del olvido

con mil detalles impíos

redundando en soledad.

Pero igual, en algún lado

se aferra sin titubeos

esa idea tan obsesa

de seguir y seguir sintiendo,

por más ausencia dañina

que la espere en el sendero.

De el ese, dé.

La cósmica vuelta al mundo

de este limón terrenal

entre tormenta y carnaval.

Colores incendiados

por calores repentinos

quizás previstos

pero siempre sorprendentes

¿seremos nosotros

los inoportunos

en esta tragedia?

¿o sabrá el mundo

un poquito más

de lo que aparenta?

En la ignorancia,

bajo las mantas:

allí se esconden

las tristes raíces

que hechizan

sencillamente.

Uno no dibuja

en hojas vírgenes

su idea del mundo

para que algún dios

se haga cargo

de ese deseo,

más bien toma

un caos ya impreso

y a fuerza de ideas

y mucha corrección

le va delineando

un mejor semblante.

Estrella polar.

Porque es agua tu sonrisa

en mis áridas zozobras

si se escurren las gotas

por una grieta marchita

la sed, que es tan recurrente

me llevaría sin dudas

a su claustro insensible,

volvería como el día

a los desiertos perennes

siendo libre eternamente

para esperar con paciencia

los caprichos de la muerte.

Pero elevar la mirada

y tener tu guía firme

convierte cada pisada

en un paso que se acerca

al premio desconocido

que sin mesura buscamos.

La huella que nos acerca

es un tesoro encubierto

riéndose a carcajadas

de los mapas y el desierto.

Ecos de Liverpool.

Sus voces me acercan nostalgias

de pasados que no contengo,

ternuras de amores ajenos

sueños que nunca dormí.

Se asoman en sentimientos

convidándome sus anhelos

como un licor misterioso

que no busco resistir.

Y soy, por momentos, ellos

(quizás todos, quizás uno)

navegando sus lisergias

que se abren en mi espíritu

invitándolo a emociones

como si propias fueran.

El negro.

Negro, como la noche más profunda

donde se esconden más misterios que personas

y cada sueño es una experiencia por trepar

escalando sin parar, tuteando estrellas.

Negro, amigo y manto de la Luna

para reposo de espíritus desencontrados,

nexo entre lo celeste y el adoquín,

un Megafón encarnado en su voz.

Negro, de arcoiris clandestinos

guardados tras un gris angelical,

seudónimo perfecto para ese arte

que desparrama colores con soslayo.

Negro, tormenta en un verano

con la furia mansa del agua eterna

que conoce sus fatalidades

y le vive regateando a la ansiedad,

ya que no hay ningún apuro

por alcanzar los epitafios.

Flotando, corazón.

Su aroma indeleble

en mi imaginación...

¡Qué dicha solar

este amor sentido!

Las llamas tibias

derritiéndonos

mutuamente.

Un cuadro suave

retratando todo.

Y entre cortinas

sin más ventanas

que tus rubíes

echamos vuelo

sin vacilar.

Todo es el ánimo.

Desde la buena fantasía

hasta los más turbios fantasmas:

todo se encuentra

enclavado en el ánimo.

Si el viento nos lleva o nos vuela

si la lluvia empapa o refresca:

lo decide el infalible humor.

Las perspectivas más nocivas

hacen del Sol una chispa.

Pero las buenas miradas

en todo hallan un color.

Por eso hay que resistirse

a las sombras incipientes

que brotan de cualquier lado

y se prenden como abrojos.

Desvaivenes.

¿Cómo reciclamos este material

que se hace del tiempo que nos sobra?

Cuando soltamos la rienda

de los tormentosos desánimos

nos caemos como plomo

sobre el alma del amor.

Quedan fragmentos, astillas

del cristal recién quebrado

en tangibles esquineros

que visitamos por momentos

buscando algún viejo motivo

para retrucarle al mundo

todo lo que cree que es.

Pero si de estas zozobras

rescatamos los retazos

de un sentimiento genuino

estamos bien enfilados

hacia el puerto preferido.

Esperanza.

Que esta lluvia que cae no diluya la vida.

Una causa extraviada no está aún perdida

si quienes deben encontrarla pueden buscar

todavía.

Si se hace de día o sale el sol

es porque van rompiéndose

o las noches de penumbra

o las nubes que marchitan

con implacable eficacia.

Si cada vez son menos

los momentos que deslumbran

encendamos algún fuego

y que la luz se haga nuestra,

con un llamado urgente

o despacio, lentamente.

A veces sacando telarañas

de rincones inconscientes

llegamos a un hermoso puerto

de inocencia inusitada

de virginidad mental.

También hay invocanciones

que traen de un tirón

flashes ajenos a este páramo mío

devolviéndole frescura

a una etapa que arde.

Si se trata de incendiar

los fantasmas agusanados

para exorcizarme un poco

habrá próxima una chispa.

Enmimismado.

Soy un rollo de preguntas

que se hacen entre sí.

No consigo salir

ni a mi propia superficie

cuando todo es tan profundo

que las cáscaras se escapan

lejos del núcleo místico.

Otra vez el espíritu callado

encerrado en sus silencios

que buscan hallarlo todo

donde nada es lo que sobra.

Un desierto insostenible:

el lamento en singular

un motivo tan absurdo

como buscar comprender

hacia dónde va el futuro.

Humo sapiens.

Juego con el humo

a ser él, a que me sea.

Lo persigo por el cosmos

nunca consigo alcanzarlo.

Por momentos lo acaricio

pero tan fugaces son

que parecen ilusiones

agónicas esperanzas

condenándome a seguirlo

surcando mil eternidades,

desesperado por un milagro

que se encadenó a mis ansias.

Corta la bocha.

El infinito cabe en un instante

porque sólo sintiendo

se empuña la eternidad

para enfrentar a la ausencia

para vencer al olvido

y a su condena abismal.

Es que hasta la muerte

se arrodilla ante el amor.

El Clarin de Hamelin.

Si te nombran traductor de la verdad,

y vos chapeás el título entregado

por favor no recortes los sucesos

al gusto de tus interesadas tijeras.

Evita que las coyunturas

doblen nuestra realidad

para provechos nefastos.

Lanzá el fuego acusador

a los que merecen arder,

y no repartas incendios

escuchando bolsilleces.

Pues las ratas ya no siguen

al que viene con la flauta:

en Hamelin la tendencia

es correr tras el Clarin.

Rima suelta.

Si de mis dedos no sale un filo

que corte con tanto tedio

¿para qué razón los tengo?

es mejor si me mutilo.

Es el susto más temido

que arremete con urgencia

buscando por su emergencia

arrasar con los sentidos

para imponer sus motivos

sobre la más pura esencia,

su ley de supervivencia

ensordece mis latidos.

Porque no son de esta selva,

y la quieren hacer celda.

Pretenden llamarse "El Mundo"

pero ignoran lo profundo

y se quedan en la piel

cultivando sólo hiel.