lunes, octubre 28, 2013

Elegía.

Yo te elegí, y te elijo.
Y lo volvería a hacer.
No es mucho lo que te exijo:
no quiero que inventes paraísos artifiscales,
o irme a la luna cada dos meses,
o vivir gracias a una apuesta infalible,
o guardar mi futuro en un colchón.

Nada de eso.

Yo te elijo porque creo
en la palabra "futuro" cuando sale de tu boca,
en el llanto de una plaza viuda y compañera,
en el árbol genealógico de Lucía Febrero.

Y te elijo porque te eligen
los que más saben
los que más sienten
los que menos tienen
los que no especulan
ante el color verde.

Te elijo por los que ahora
pueden elegirse mutuamente.

Te elijo porque no quiero
que vuelvan los que prohibieron
que elijamos libremente,

Te elijo por quiénes son
los que supuran su odio
cuando escuchan mi elección.

jueves, octubre 24, 2013

Reprobable.

Por delante, la nada,
el tango reventado del pasado,
los rescoldos de una Roma
que llameaba hasta recién.
Y ahora tanta ruina,
tanto escombro absurdo
y estériles mitologías,
tanto tonto centurión
hoy huérfano de dogmas.

Un ballet de cadáveres
frescos inunda las calles.

Maniquíes humanoides
dictando desde su estética
con vehemente cinismo.

Locutores del pandemonio
refunfuñan obscenidades.

El arlequín coprófago
bailando con su miseria
al borde del mobiliario
que habitan ejecutivos.

Límites imaginarios
tiranías inverosímiles
pretendiendo eternizarse
en la herida del estado.

Roen, rascan y rebuznan:
son especies especiales
al parecer con imanes
para la inercia veleta.

Se llevan puesta a la historia
con su frívola ceguera
que les aguza el oído
para escuchar lo indebido
pero no para el rugido
del eco de la tormenta,
ni el quejido de los locos
en la punta de sus botas,
ni las canciones con barro
cosechadas de la tierra,
ni el suplicio de los árboles
que mueren por desarraigo,
ni el tiritar del desposeído
más por el miedo que por el frío.

martes, octubre 22, 2013

Mirada suicida.

No la pudo ver, no alcanzó a tocarla, ni siquiera oyó su voz, pero la estela de ese perfume le devolvió aquella sensación de merodear el recuerdo en fuga.
Ahora, Ícaro sabe que aquel aroma tiene alguna relación con su ceguera: se lo gritan sus ojos mudos, que arden desde la oscuridad.
Comienza la dolorosa tarea de remover fragmentos certeros para hilvanarlos con esta nueva sensación, forzando su mente hasta sentir que le sobrevendrá en cualquier momento un surmenage, pero no consigue sacar nada concreto, sólo pequeños atisbos de una memoria que se escapa como la arena con el viento, dejándole una incertidumbre aún más desesperante.
“Ese olor… ese olor es parte del pasado, es suspiro y llanto, es el paraíso desplegándose y negándose en simultáneo, es la visión única y fugaz de una perfección que el tiempo se llevó instantáneamente, de una vez y para siempre.
Ese olor… como la Dama de la noche, como las garrapiñadas, como el pasto recién regado, todos disparadores de una melancolía hermosa e idealista: relojes transportadores enamorados del pasado.”
De repente un hilo de luz atraviesa la sombra impenetrable del olvido, y él no duda un instante y lo toma con la punta de sus dedos, y tira fuerte de él, con toda su urgente energía, y se va deshaciendo la oscuridad, se va llenando ese espacio que recién era nada con pequeños trozos de imágenes difusas.
Sin pausa, Ícaro ordena los fragmentos, y cada borde es una muesca que encaja con la confusa escena siguiente, haciendo un collage-rompecabezas incomprensible pero estimulante para su memoria ansiosa. De pronto lo traspasa un doble dolor aguzado: una especie de ultrasonido que lacera su cerebro, que llora tibias gotas espesas por sus ojos oscuros, negros pozos de llanto muerto, desbordándose ahora en escarlatas cataratas.
En el intenso estrépito interior, sólo resuena una palabra: Ella.
Ella.
Ella.
Ella, sin cara, sin alas ni espalda, sin nada más que un olor. Un olor que es el dolor de su recuerdo. Un recuerdo que no tiene historia, ni nombre.
Pero es Ella. Una mujer, como siempre lo supo: “una mujer va a ser mi maldición”, cuando todavía ni siquiera conocía esa mirada… ¡Esa mirada!
Entonces, con la palabra “mirada” se cae un ánfora y revienta en mil pedazos dentro de su imaginación: escalones, árboles, flores de papel, versos descarnados,  fantasmas artesanales, rompecabezas sin piezas, un corazón descosido, una aguja sin hilo, la sangre entre los dedos, el llanto rojo, los latidos ciegos.

Y Ella, la palabra, sin cara, sin nombre, dominando la oscuridad de sus sentidos, recordándole constantemente la fatalidad del olvido.

Inmortal en primavera.

¿Para qué hacer
si no ponemos la vida
en juego cuando hacemos?

Quiero comerme
con los ojos
a la luna.
Y los claveles,
las magnolias,
el jazmnín,
las azaleas,
las fresias,
los cerezos,
el rosal
y el duraznero.

Y si llega la muerte
desbordar primavera
a sus espaldas
mientras me arrastra.

domingo, octubre 20, 2013

Troquel surreal.

Entro en tu terreno
a través de la dulzura
que almibara esta visión.

Redecoro mi obsesión
con tu breve carnaval
hecho de frío y calor.

Me subo a tu hipnosis
fuego, y bailo en llamas
que arden amables.

Persigo con los ojos
a un dragón noctámbulo
de semblante lunático.

Bebo la marea
sin saborear siquiera,
hasta enloquecer.

Huellas en la arena,
gotas invisibles
sueltas por la sangre.

Llueve mansamente,
trepo entre tus copas
hasta el horizonte,
hasta la pálida cara
que imanta mis sentidos
al ritmo de los oleajes.

Arrasan las sonrisas,
mutan en carcajadas
brutas, desencajadas.

Nada hay de realidad,
sólo lo abstracto queda:
una musa y un poema.

Ruinas y cenizas
serán después los restos
que la mañana encuentre.

jueves, octubre 17, 2013

Sin lealtad no hay libertad.

Debajo de la piel se oye
un rugido, el bramido
de un monstruo divino,
poseído por su urgencia,
en rechazo de esa ausencia
premeditada, impuesta.

Pasos, pasos y más pasos:
el horizonte se acerca
sobre los hombros tiznados
del pasado empobrecido,
mientras gritan su carencia
miles de puños cerrados.

Se enarbolan las sonrisas
invadiendo el panorama,
dignificando reclamos,
avalando esas proclamas.

Ríos de manos callosas
que en la plaza convergen
y en sus fuentes sumergen
el calor de esta victoria.

Cuestiones de fe poética,
sensaciones de fe política.

jueves, octubre 10, 2013

Atado a tus cordones.

Caminaría la vida entera
por tus veredas soleadas
entrando en la primavera,
dejando crecer mis alas
bajo esa luna, plateada
belleza en las medianeras.

Siempre regado de flores,
siempre tan bien peinado
ese andar de tus colores
que persiste lado a lado,
desbordándome los ojos
destellantes, embriagados.

Tanta memoria esparcida
por los rincones sentidos,
tantos jirones de vida
en sus calles repartidos,
entre escalones perdidos,
y esquinas desprevenidas.

Tus cordones me atan
con amante precisión, 
tus noches me matan
de pasión e inspiración.





martes, octubre 08, 2013

Zurcir la fantasía.

Maldita ilusidez
que enhebra obsesiones
en tantos ojales
puestos de antemano
(huele a digitado,
sabe a sorpresivo).

Letras recurrentes,
números que acechan
en afiches o boletos
me gritan sus secretos.

Detalles tramposos
chocan con mis ojos,
datos enredados
se atan a mi mente.

Evocan las paredes:
¡qué poco se equivocan!

¿Señales de qué?
¿Objetivo? ¿Motivo?
Es todo un cambalache
en contra del olvido.

lunes, octubre 07, 2013

Reinsurrección.

Sale el sol, sale el espíritu
a recibir su energía
para la resurrección,
para desanclar penas
y obscenas quietudes,
para echar a andar:
caminar, volar o nadar,
para no oxidarse, da igual.

El horizonte se acerca
de brazos abiertos,
la primavera revienta
en estruendos floridos,
en caricias sin manos,
en poesía y cosquillas.

Hay especies distintas,
con sus muchas especias
esperando palabras
que nadie ha pronunciado,
que la tinta no ha dicho,
que sólo conoce el viento.

viernes, octubre 04, 2013

Ilumina.

Salió y la miró, frotando sus manos contra el frío de la noche.
Salió y la miró, tomó un poco de aire fresco, algo necesitado de una brisa que despabile su lenta y sepia borrachera.
Salió y la miró, buscando en ella las respuestas que el fondo del vaso le negaba una y otra vez, queriendo robarle con la vista un poco de su infinita claridad para encontrar el hilo en ese lúgubre laberinto.
Salió y la miró, soñando que ella también le dedicaba una mirada, que ella también soltaba un dulce suspiro, que ella también salía a la noche a mirarlo a él.

martes, octubre 01, 2013

A su vera.

Ruge la tarde al caer,
es un león que despierta
hambriento de luna llena,
urgente en su ayuno fiero.

Allá va el sol, perezoso,
yéndose lento, cansado.

Allá va la escasa cordura,
esa que aprendió a volar.

Una banda de bandadas
bordan el celeste paño.

¡Preámbulo primaveral!
Introito, comienzo, brizna.

Incontenibles las alas
que ansían batirse al sol,
y zambullirse en el viento
que las arrime al Pacífico.

Se elevan palabras sueltas:
aves libres en su cielo
buscando el roce oportuno
de alguna extraña belleza.

Acechando inspiraciones,
sobrevolando a las musas.