domingo, noviembre 29, 2009

No es tan así.

Gotas de lluvia luctuosa
que le explotan en la cara
a inocencias prevenidas.

Kamikazes asumidos
arraigados al peligro
como un modo de vivir.

Y acá tanto alboroto
con el exilio a flor de piel
por alguna sensación,
buscando dramatizar
lo que significa vivir
en la cruda desigualdad.

martes, noviembre 17, 2009

Chispa.

Toda decadencia es una búsqueda, una exposición al caos para alcanzar fuegos que son impensados en la estructura, verdades escondidas detrás de símbolos contradictorios.
La sabiduría no es pura contemplación... existe también la sensación, y hay que poner la propia vida a su disposición cuando llama, cuando llora porque se ahoga de frivolidad, sino se hace tango y andá a consolarla...
Equivocarse es una posibilidad, y hay que dejarla ser.
(Siempre dejarse ser, por uno y por los demás.)
No encerrarnos en el cajón antes de tiempo, y después rasguñarlo hasta que sólo nos queden los nudillos.


Tante grazie, Dr. Alvarez.

"...el tipo que sube al escenario tiene que oponerse al deseo monstruoso de la gente a configurar una imagen parecida de lo que ya saben del mundo. Lo más interesante del mundo es lo que no se sabe."

Symns.

jueves, noviembre 12, 2009

De ser...

Los que no abren los sentidos
sufren de ahogo espiritual.

Deshacer los propios sueños
es un alma con un arma
disparándose en el pecho.

Y se van quedando sordos
por esperar algún eco
del sonido en el recuerdo.

Mejor exprimir los dulces
que escupir por los amargos.


La historia de vivir.

Vuelvo constantemente
a ese altillo donde guardo
la inocencia, una ignorancia
tan dulce como natural.

Bendigo los días verdes
y celebro que salga la Luna
sentado en cualquier pasto
u horizontalmente feliz.

Extraño lo irrecuperable
pero me recupero a diario
entregándome a la vida
y también a su alegría.

lunes, noviembre 02, 2009

¿Dónde estactictás?

Salí a volar y me olvidé
del tiempo en algún rincón.

Momentos, días, meses,
todo ya es pretérito:
quedó detrás del flash.

Ahora vuelvo a ver
¡se derritió el reloj!
¿entonces no pasó?

Pero jamás ha vuelto a ser
lo que se esfumó ayer.

Entonces ¿será
cuando llegue mañana?

Ojalá que pronto encuentre
ese tiempo que he perdido.


Me dió miedo.

Naturalizan el terror... lo hacen parte de todo, como si el aire tuviera impregnadas miles de partículas ominosas y respirar nos hiciera temer automáticamente.
Así, automáticas mentes nos imponen, con su maquinal proceso del terror cotidiano, donde la calle es pandemonio adoquinado, y cada paso que damos fuera de nuestros hogares (lejos del calor ultravioleta) es un metro más cerca de lo que ni siquiera ya podemos comprender: la inseguridad.
Esa sensación tan impía, que no deja resquicios para esperanzas, que coarta las alas de sus portadores... ¡alto! ¿No será que hay un ratón royendo con rayos los pocos sentidos comunes que quedan?
Pensemos.
Pero bien, ahora sí, pensemos. Basta del reflejo de creerle todo a ese aparato. La ficción que proponen es muy cruda para creérnosla real, para tomarla como propia. Elijamos ver qué es lo que pasa, sin que nos lo cuenten.
No prefiramos como paradigma las opiniones de quienes deberían sólo informar, porque hay un error ético profundísimo en su accionar (ni que hablar en las "verdades" que algunos hacen pulular).
Su procedimiento nos lleva a la disgregación, nos desune vilmente.
Reproducen miedo, que come la sociedad individualmente y se sienta a digerir en su segura soledad, creyendo cada quién ser el único a salvo del apocalipsis moral que sucede "allá afuera".
Y así nos atomizan, y hacen que cada cabeza obedezca a su "automatización", siendo la única voz que escucha el inconsciente popular, ya no tan popular, y sí cada vez más inconsciente.



Volcándose.

Un sinfin de gotas,
líquida sinfonía
que acompaña sin ahogar
nuestra hoguera:
esta suave tormenta
donde danzan los fuegos
del volcán apasionado
derramándose,
tronando.