lunes, noviembre 02, 2009

Me dió miedo.

Naturalizan el terror... lo hacen parte de todo, como si el aire tuviera impregnadas miles de partículas ominosas y respirar nos hiciera temer automáticamente.
Así, automáticas mentes nos imponen, con su maquinal proceso del terror cotidiano, donde la calle es pandemonio adoquinado, y cada paso que damos fuera de nuestros hogares (lejos del calor ultravioleta) es un metro más cerca de lo que ni siquiera ya podemos comprender: la inseguridad.
Esa sensación tan impía, que no deja resquicios para esperanzas, que coarta las alas de sus portadores... ¡alto! ¿No será que hay un ratón royendo con rayos los pocos sentidos comunes que quedan?
Pensemos.
Pero bien, ahora sí, pensemos. Basta del reflejo de creerle todo a ese aparato. La ficción que proponen es muy cruda para creérnosla real, para tomarla como propia. Elijamos ver qué es lo que pasa, sin que nos lo cuenten.
No prefiramos como paradigma las opiniones de quienes deberían sólo informar, porque hay un error ético profundísimo en su accionar (ni que hablar en las "verdades" que algunos hacen pulular).
Su procedimiento nos lleva a la disgregación, nos desune vilmente.
Reproducen miedo, que come la sociedad individualmente y se sienta a digerir en su segura soledad, creyendo cada quién ser el único a salvo del apocalipsis moral que sucede "allá afuera".
Y así nos atomizan, y hacen que cada cabeza obedezca a su "automatización", siendo la única voz que escucha el inconsciente popular, ya no tan popular, y sí cada vez más inconsciente.



1 comentario:

Un viejo poetamigo dijo...

Hacía tiempo que no me daba una vuelta por acá; la magia sigue intacta y me hace feliz (hacía tiempo que no leí poesía) :)

PD: Nos tendrán miedo ellos a nosotros cuando les perdamos el miedo...