jueves, abril 28, 2011

Poestío en otoño.

El viento y las hojas (en conjunto)
suenan a lluvia (cayéndose).

Afuera, la noche viste
un estío que no es propio
¿a qué estación ajena
le has birlado la tibieza?

Las estrellas me devuelven
con un guiño la sonrisa
porque saben lo que siento
cuando las veo brillar,
adornando las esquinas
haciéndoles compañía
a los espíritus libres
que arrastran sus soledades
por el suelo de la noche
(ese inmenso bastidor).



Creía yo.

No a todo alcanza Amor pues que no puede
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte logra
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte logra, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que muerte rige a Vida; Amor a Muerte.

Macedonio Fernández.

miércoles, abril 27, 2011

Certeza.

No es mentira la primavera.
Aunque hoy sea otoño.
Aunque siga viva la muerte.
Aunque escaseen las mariposas.
Aunque las sombras se expandan.
Aunque parezca no escampar.
Aunque el frío se resista.
Aunque los dioses se nieguen.
Aunque creer pase de moda.
Aunque soñar sea de ingenuos.
Aunque los días se acorten.
Aunque atraganten las risas.
Aunque nos escondan el sol.
Aunque las flores se asusten.
Aunque se imponga el temor.
Aunque las balas persistan.
Aunque ensucien la esperanza.

Aunque quieran enterrarla
está ahí, en el horizonte
aguardando su momento
para vernos a los ojos
y decirnos, cara a cara
que no era una mentira
que volvió la Primavera.

Extrañitis.

Pienso en la distancia y aprieto los puños, y los párpados, buscando hacerla polvo, queriendo ya no verla, creyendo que así dejará de estar entre nosotros. Pero es un mérito inútil, porque ella sigue ahí, donde nunca debió estar, separando nuestras sombras con su abismo, dejándonos sólo palabras al oído y un sinfín de recuerdos por exprimir, para extrañarte un poco menos (o, quizás, un poco más).

martes, abril 26, 2011

¡Agur!

Si de la nada brotan
a la nada vuelven
en cuestión de instantes.

Sus sensibilidades
son sus debilidades
cuando un viento fresco
o el rocío níveo
traen los ojos de la muerte.

Su efímero esplendor
(la belleza, si es fugaz...)
se vierte completo, y luce
(...deja una estela indeleble)
el éxtasis de los colores.

Son los resabios
de una primavera
en franca retirada


Reflexión feliz.

No elijas la comodidad por sobre la felicidad.
Corré riesgos, ensuciate, raspate las rodillas, llorá hasta el ahogo, pero sé feliz.
Y para ser feliz, hay que ir a dar con ella, hay que comprometerse con su búsqueda, y tener miedo de perderla, y de encontrarla también (porque el abismo que sucede a lo alcanzado es inmenso y umbrío).
Por eso, tantos prefieren el útero de la comodidad, esa tibia costumbre de tenerlo todo a mano. Todo, menos la felicidad.


Naufragarmenletras.

Un mar de palabras
se extiende (casinfinito)
ante mis ojos sedientos
que se relamen y sueñan
con sobrevolarlo todo
y beber, de a tragos
o gota a gota, el agua eterna
de los sabios ancestrales
del principio de los tiempos
de la esencia del misterio.

Quiero naufragar
en el oleaje manso
sin ver más que horizontes
esperando, esperándome.

domingo, abril 24, 2011

Espiral.

A veces se me ocurre que la soledad es irremediable, porque el hecho de estar acompañado no la suprime, más bien la soslaya, la mete bajo una colorida y aterciopelada alfombra (debajo de la cuál no podemos atrincherarnos eternamente, ya que es bastante etérea y no soporta bien el paso del tiempo).
Y, entonces, los momentos desguarnecidos. Topamos con la certeza de que, tarde o temprano, vamos a estar inequívocamente solos, aunque sea por un instante, y esa cercanía con la muerte arde como una brasa rebelde.
Pero, de pronto, la misma verdad que antes jugaba para el desánimo, se cambia de bando, y nos demuestra que también, tarde o temprano, la soledad se cansa de sí misma y de nosotros, y se va a buscar su propia inexistencia.

sábado, abril 23, 2011

Desvaríos románticos.

También el suelo es un lienzo, una partitura, una pared en blanco esperando por nuestro arte: ese romántico andar, que es puro amor en el aire y en el piso, y más allá de los límites del juego. Sabemos enredarnos en momentos inoportunos (o, por lo menos, excéntricos) para reconfirmarnos, mutuamente, lo intenso del sentimiento, que evoluciona con el tiempo como un buen botín, como el sueño que no se marchita sino que se nutre de los momentos, y es entonces un árbol sabio y arraigado, lleno de sus frutos, convidándose entero a la primavera... Pero no es primavera, es otoño, y se caen las hojas, y los colores, y sin embargo hay reductos que sostienen su jirón de arco iris hasta desangrarse (aunque no del todo, siempre llega antes la primavera que la muerte).
Por eso, este otro romance, tan lleno de palabras, siempre acomodándolas en la estantería para que no se anuden o se aplasten, desempolvándolas, absorbiendo aunque sea por ósmosis su enseñanza de reflexión e ingenio, para que no se oxiden ni la poesía ni las ganas de sonreír.
Y, si de romances se trata, el del ermitaño y la princesa se lleva los laureles: la más bella historia, coronada de rosas y espinas, bañada en el oro del sol, reflejada por la mismísima luna en su idílica media noche para consagrarse a la eternidad.

viernes, abril 22, 2011

¿Qué pasaría si el dinero tuviera fecha de vencimiento?

jueves, abril 21, 2011

Nuit.

¿Cuál es el móvil de tu esencia
tan profunda y cautivadora?
Ni siquiera entiendo bien
de qué elemento estás hecha
pero tus adornos sencillos
(esas luces, y el farol)
convidan su parsimonia
embellecen los sentidos
estimulan las ideas.

El contagio es más probable
bajo tu manto de sombras
(que envuelve todo allá afuera)
salpicado por los astros
hasta el fin de lo infinito.

miércoles, abril 20, 2011

Raíces negras.

¿Por qué busca a tientas
en la tristeza sus pensamientos?
Se le presenta de brazos
abiertos el mundo entero
y sin embargo languidece
por una pelusa en su nube.

Parece estar ensañada
contra su propio ánimo
esculcando recovecos
para dar con una pena
exprimiendo los recuerdos
con goteras en sus ojos.

Y estimula sus pesares
con ideas quejumbrosas
que consume sin preguntas
aunque pretenda respuestas.

¡Cuánto amor hecho tragedia
por el cruento abandono!

Camino con corazón.

Esta urgencia de libertad
que no sé cómo sosegar
se apodera del derredor
de los sentidos, del karma
de las miradas, de los instantes
y de casi todo lo demás.

Oponerse es invitarla
a corroer los circuitos
con su paciente cacería
y aferrarse a los milagros
ya ha pasado de moda
en este mundo intuitivo.

Salir a su encuentro, entonces
es la única alternativa viable
tirarse por algún ventanal
que regale buenos paisajes
y que el viento se haga amigo
de este nuevo par de alas.

martes, abril 19, 2011

Fueyes y adoquines.

El pasado es un tapiz
grisáceo, suspirando
sus añosas nostalgias
como un niño de sombra
que se va desvaneciendo
con los primeros albores.

Melancolandia
misterio triste
¿cuál habrá sido
tu piedra angular?
¿Te habrás chorreado
de la luna en llanto?

Hay un aire de tormenta
en la noctámbula calma
que perfuma, preciso
estas letras empedradas,
atravesadas de lleno
por un dulce tango añejo.

domingo, abril 17, 2011

Diluvio.

Es oro la ciudad
distanciándonos
en sus caldos grises
de tormenta ingenua.

Hay calles que se inundan
hay sueños que rebalsan
hay búsquedas distintas...

Hoy busco una trinchera
que aguante lo que antaño
solía comprendernos
y encuentro algún residuo
que deja sinsabores
al nuevo idealismo.

Pero veo más de cerca
y me choco con anhelos
de antiguos elementos
entonces ¿qué soy yo?
una lluvia atormentada
que se deja desplomar
sobre el mundo desértico
o el viento inesperado
capaz de ir hamacando
los mundos oscilantes.

jueves, abril 14, 2011

Suspicacias.

La sospecha sobre el hombro
susurrando sus ardides
que son agujas oscuras
en el lecho, en el jardín
en la butaca del cine
o, quizás, la de la cancha
en los zapatos de siempre
en toda imaginación,
sin embargo, la cobijan
como a un prodigio sublime
sin desconfiar de sí mismos
(premisa básica anímica).


martes, abril 12, 2011

Líquido obstinado.

Somos elementales,
somos agua urgente
que precisa movimiento
para no estancarse
para no pudrirse
para convidarse
a la flor, a su sed
a cualquier vida
al ansia tormentosa
de un cielo refulgente
a los ojos grises
otrora tan secos
y ausentes de rocío.

Y si vence la quietud
se marchitará antes del alba
todo lo que imaginaste
tras las salpicaduras
del reverso del cristal.

domingo, abril 10, 2011

Volver

Se siente en el aire
la fragancia de tu vuelta
deshojando los relojes
como una margarita,
y el domingo no hace mella
porque ya no es más domingo
es tan solo la antesala
del milagro en la mirada
de un estío enclavado
en el mismísimo otoño
del sol para esta luna
urgida de su brillo.


viernes, abril 08, 2011

Lo demás no importa nada.

No busques los extremos
del egoísmo enceguecido
pero apunta cada idea
hacia la vieja libertad
pues lo que se persigue
consagrándose a sus ansias
no puede ser olvidado
ni ajado por las hojas
muertas del calendario.

Todo lo que anheles
se imbuirá en la mística
de antiguos soñadores
(esos titanes escuálidos
capaces de una dramática
resistencia a todo vapor
contra los desilusos
que todo lo concientizan).

Memoria musical.

Duele en lo intangible
esa melodía perdida
que un recuerdo vago
no llega a rescatar.

Es que ha caído al vacío
un gran jirón de belleza
¿qué hará con su soledad
en el fondo del abismo?

Tantas tristes gargantas
velando la inexistencia
a la luz de una luna opaca
que sólo contagia ausencia.

jueves, abril 07, 2011

Lapso.

La tarde pasa lenta
(tortuga sin motivo)
y se ahueca lo real
sin esencia, sin fin.

Una canción nueva
busca en las neuronas
lo que no da el día
de luces deshechas.

Llamando a las ganas
con bengalas viejas
en un océano antiguo
ya sin aguas ni algas,
ni la soledad siquiera.


Retoño gris.

Se pone gris la ciudad
y, de un plumazo
los sonrientes se disipan
las canciones enmudecen
los tecnicolores lados
de esta pecera pública
se opacan sin dar tregua
a los espíritus, que encogen
y van desapareciendo
(fugándose, silenciosos,
esperando una alegría
que los vaya a rescatar).

Cómo absorbe la energía
el otoño en sus entrañas
que no ceden ansia alguna
y devoran desde el tiempo
desde las estaciones
ancladas en la ausencia
sin dejar ni una migaja
para el famélico ánimo.

Y se suicidan las flores
percudidas, del estío
ya lejano, como todo
lo que acaba de morir.



Bicho de luz.

A solas con la penumbra
que, de pronto, destella
anaranjada, ardiente
como una supernova
manchando la noche
con su halo de colores.

Todo está apagado
todo menos ella
que perfuma el viento
sin preocupación
(su encanto eterno)
y ámbar contagia
en derredor.
¿Cuántos inviernos
has matizado?
¿Cuántas tormentas
has amainado?
¿Cuántas esperas
has delirado?
¿Cuántos silencios
has escuchado?
¿Y cuántos más
habrás creado?
¿Cuántos colores
has inventado?

No hay números
sólo recuerdos
dulces, difusos
del pasado interminable.

miércoles, abril 06, 2011

Ser de letras.

"tienes palabras
déjalas caer..."
L.A. Spinetta.

Una voz dibuja el cosmos
quizás un nuevo universo
con formas desconocidas
pero de familiar ternura
derramándose el alba
por su gola meliflua
aprendida hace tanto
arraigada en el colectivo
en los banderines viejos
en lugares místicos
de adoquines o hierbas.

Una voz, un sonido
de espesor anímico:
sensibilidad sin fin
despliega en su armonía
contagiando, sonriendo
desarmando seriedades
a fuerza de levedad.

¡Poeta de todo amor!



Manal.

Blues de vinilo,
con la aguja clavada
en las cuerdas sucias
pero encantadoras
se cuela en mis oídos
se esparce con mi sangre
por debajo del pellejo
que no puede contener
el impacto melodioso
en medio del corazón.


martes, abril 05, 2011

Siendo a diario.

Lo fugaz es un encanto
para el brioso corazón
que cede sus instantes
a la belleza invisible
al latido galopante
de una pasión inefable
hirviendo su sangre
en las profundidades.

En cada huella creada
dejaremos los intentos
más intensos que nos queden
sino será inútil andar
cualquiera sea el camino.

Al buscar un horizonte
el ánima ha de malear
los rumbos para su gracia.

Pétalo de sal.

Furioso pétalo de sal
la misma calle, el mismo bar
nada te importa en la ciudad
si nadie espera...

Ella se vuelve carmesí
no sé si es Baires o Madrid
nada te importa en la ciudad
si nadie espera...

Y no es tan trágico, mi amor
es este sueño, es este sol
que ayer pareció tan extraño
o, al menos, tus labios...

Yo te entiendo bien
es como hablarle a la pared
y tu podrías darme fe.

Furioso pétalo de sal
la misma calle, el mismo bar
nada te importa en la ciudad
si nadie espera...

Y no es tan trágico, mi amor
es este sueño, es este sol
que ayer pareció tan extraño
o, al menos, tus labios...

Yo te entiendo bien
es como hablarle a la pared
y te imagino dando vueltas
en el vecindario.

Algo tienen estos años
que me hacen poner así
y decirte que te extraño
y voy a verte feliz.


Páez(pinetta).

Comunión pagana.

Se agita, itinerante, el carnaval
de las sombras de los hombres
que buscan en comulgar
su irreverente destino
su intensísima ceremonia
(esa que invade con sueños
los grises baches gregorianos).

Está en lo inexplicable
el fruto más tentador
de este amor que motoriza
los sentimientos paganos
ensalzados por sus susurros
que, como poéticas saetas
se clavan, agudas, en las sienes
del aforo umbrío, ahora embelesado.

Desandando la pelusa.

Entre el sol y la bruma
desperezo este pensar
oxidado por el néctar
de la Luna que ayer vi.

Estorban los pensamientos
porque un sueño fatal
se apodera de todo
y no deja resquicios
para entrever rayo alguno.

Entonces, sencillamente
dedico estos instantes
a esperar en la neblina
el renacer del guerrero.

Arrorrió.

Río, por la risa
y por el agua
convencida
desprovista
de reparos
en su causa.

Fluir hipnótico
de dulce sonar
empapándome
el alma seca
(sequísima).

Todo el arrullo
(himno a la madre)
tan simple, tan
cautivante.

Viajero.

Los espíritus del polvo se levantan
son remolinos caóticos y fugaces
que despiertan con una racha
y desaparecen al momento.

Vuelve el alma de la tarde
reflejada en un abismo
que le entrega su belleza
a los sentidos que arrimen
con su muda abundancia
mientras rumian sin fin
varados en la perfección.

Y el sol reinventando todo
a cada nuevo instante
contagiando tantas luces
como piedras en el cerro.

El silencio verdadero.

Sólo el viento está presente
en este momento quieto
donde ni el tiempo se mueve.

Se exorciza con el humo
tu recuerdo más intenso
y dedico el pensamiento
del loquero que atravieso
a extrañarte dulcemente
buscando nuestros momentos
(o mis momentos nuestros)
en los rincones sonrientes
de esta idílica memoria.

Y reina en su libertad
el sosiego infalible
que vive en lo natural.

lunes, abril 04, 2011

Naturalizándome.

Gime el viento, la plaza
se dispone para un sol
que arde sin afloje.

Me cuentan las rachas
sus días buscando
un rumbo perfecto
y el desaire feroz
de nunca alcanzarlo.

Es que este viento
alto (como todo acá)
tiene anhelos diferentes:
mucho más elaborados
sin dejar la sencillez
ni su esencia natural.

¿Cómo es todo tan ideal?

Allá es todo siempre igual
acá soy lo que es distinto,
y me devuelve el instinto
cada nuevo despertar.

Siete colores en uno.

Senderos secos (cautivantes)
que llevan mi cuerpo al cielo
y a mi espíritu al infierno
de sus colores sin fin,
comprendiendo lo apartado
(ese sabio sitio abstracto
tan lejano a los periplos)
sofocando las costumbres
yendo siempre para arriba
aunque el aire se haga ausente.

Convencido del momento
en que emprendo cada vuelo
para traer nuevas ideas
(o, al menos, pretendiendo).

En el viaje se acentúan
los susurros de las ánimas
que los claxons y el zumbido
de las urbes atomizan.

Duda.

¿Intensidad o elasticidad?
¿Beber de un sorbo la vida
o racionar sus emociones
como un reloj de arena
(o un pequeño cuentagotas)?

Desasosiego.

¿Cómo pongo en palabras las dudas de mi silencio?
Sólo entiendo esta canción como un himno al desconcierto, sin saber de explicaciones, extraviado en mis adentros, con la curiosidad torturando cada rapto de conciencia.

Derrotismo con peros.

Está colapsando tu idea, y sin embargo merodea ese caos un aleteo suave, que deforma hasta los miedos.
El ansia nueva no cesa, ni tampoco se duermen las viejas obsesiones.
Acumulando trances de amor en rincones invisibles, lo que queda por desentrañar es el pasado majestuoso para reinventar el inminente futuro ordinario, despojado de ilusiones.
Está (cierta) la voluntad, pero no hay lucha contra lo que se cree implacable, sólo derrotas de antemano.

Un pensar.

Sin el poder de la convicción
no hay trinchera que soporte.

Derramados corazones
se secan entre grietas
y el derrumbe ya no cesa
(no habrá más contención
para este valle ayer húmedo
que hoy es sólo piedra y sed).


Rocavilación.

Piedras que cargan tiempo
¿cuántos sueños habrán visto
ya en su añosa vigilia?

El río lava los velos
que sepultan la belleza
de colores casi nuevos
para estos ojos grisáceos.

Y, de frente, un paredón
soportando eternamente
los secretos ayer callados
que las aguas susurran
a su paso, borboteantes.

La lentitud de las rocas
no les extirpa su vida
porque otro paso es posible
para saborear al mundo.

Humahuaca de noche.

Luna humahuaqueña
plateando estas quebradas
con tu pálida silueta
quiero entregarte un suspiro
desde las mismas raíces
que se aferran al terruño
donde tantos otros ilusos
han posado sus pensares.

Cielo de este norte
que guía tantas huellas
admiro embelesado
los rastros infinitos
que sueltan tus astros.

Revolver de vuelta.

Oigo todo tanto desde la montaña...
Cantos dulces que me invitan a buscar los rincones ignorados, muchos lugares esperando las visitas de mi alma sedienta, ansiosa como el sol cuando agoniza la luna.
Todo quiero sentir: perfumes, canciones, manjares, texturas, paisajes que adornen estos horizontes incipientes.
Queda tanto por hallar, son tantos los mapas y tan poco el tiempo (ese escurridizo enemigo íntimo que se adueña de los momentos, por momentos) que, a veces, el desgano me somete a sus caprichos lánguidos, pero prefiero revolver hasta encontrar esa resistencia anímica escondida en los bajos fondos de mi espíritu, para rebelarnos juntos, y alcanzar, otra vez, perfumes, canciones, manjares, texturas, paisajes que adornen estos horizontes incipientes.

Trizas.

Incontables vuelos
que se desperezan
al atardecer.

Los cielos teñidos
de poemas áureos
preparan la noche.

Se asoma una risa
ufana, en la altura
coronando todo.

El viento se calma
y escucha el silencio
que deja su ausencia.

Los perros oscilan
entre la paciencia
y los alborotos.

El alma se hunde
en pensares gruesos
que poco prosperan.

Pero, sin embargo,
su propio ejercicio
convida verdades.

Perdido, aunque con mapas.

Son las horas de las estrellas
esos instantes que se mueven
silenciosos entre el sueño de la gente.

Mis pasos, perdidos, buscan
tan sólo un poco de calma
para saciar sus ansias de cielo.

No hay más combustible
que los anhelos del alma
(aunque sí otros condimentos).

Voy recorriendo
con un destino elástico
al que no le incomoda
el hecho de extraviarse
(será que siente estar
moldeado para eso)
y pretende sólo hallar
el sitio que su ilusión
de ensanchar el espíritu
crea idóneo para reposar.

Métale, morfosis.

No consigo dar
con una razón
que me lleve en calma
a lo que se viene
y temo al escape
de un incierto andar
(no quiero caer
en la vil quietud).

Estoy percibiendo
procesando a tope
todo este recambio
que apareció, fresco
con sus aires nuevos.

Soledado.

El Sol, sólo el Sol
enciende la luz de la Luna
y consiente a la noche
convidándole su reflejo.

Hoy estoy buscando
los restos de sus rayos
en lo más profundo
de la sombra espesa
sin dejarme achicar
por los ciegos designios
que otros revolearon.

Y si en estas poesías
no consigo desplegarme
quedan más granos de arena
por dejar caer, sin prisa...

Tumbo sin rumbo.

Estoy ignorando doctrinas
acercándome a unos secretos
que no se esconden por sí mismos
(más bien los encubren otros
de voluntades siniestras).

No quiero negar lo cierto
por puro berretín díscolo
sólo intento ir acercándome
al instinto, a la intuición
como creo que es preciso
mientras siento pasar el tiempo
que, absurdo, quiere apretarme
contra su dulce confort.

Hoy prefiero estar perdido
en una noche casi ajena
conociendo otros perfumes
bañándome con estrellas.

A fondo.

Desde el mismo corazón de mi espíritu
donde late más fuerte su esencia
donde se desnuda de los reparos
que los artificios sociales de siempre
han puesto, como lastre, en sus espaldas
quiero gritar a todo viento
que vivir es mucho menos concreto
de lo que puede decirse en números
pero jamás tan abstracto
como una caja con ideales.

Devolverse a los viejos sueños
de respetar, a fondo, la vida
como una ley inclaudicable.

Corazón con branquias.

Ella busca mi sombra
para llenarla de brillo
(pero sin ufanarse)
y sonríe sin risa
-tan sólo con sus ojos-
cuando cree conseguirlo.

Es un alma infalible
y su juego de amor
hecho en la lealtad
cosecha dulces brevas
pues el brío de su gracia
no puede ser ignorado
(sencillamente no es posible
despreciar tanta belleza).

¡Pequeñísima vida
rebosante de magia!

Andoanalítico II.

No soporto la idea de causar tristeza en los que quiero (como si no fuera suficiente con las que vienen intrínsecas en la vida). Sin embargo, por momentos siento que no puedo dar un paso sin pisar a alguien, que el tiempo se me escapa inexorablemente y no hay forma de esparcirlo de modo que sea capaz de cubrir todo lo que las pretensiones reclaman (ni siquiera las mías). Porque el tiempo es mi gran némesis hoy, cuando quiero ser y ya no haber sido ni seré, harto bastante del confortable "quizás" y su oasis ilusorio: ese mero espejismo que sólo sirve para enterrarte más aún en los abismos del desierto. Quiero encender el Hoy con otro entusiasmo, quiero incendiar los días pero con pasión, no con el monótono eufemismo de la eterna víspera de un lentísimo milagro en espiral.
He de ser, le pese a quién le pese, para que no lastre mis alas el plúmbeo tiempo.

Píldora de humo.

Viajo por las canciones
que van deshaciendo el aire.

Vuelvo a un lugar de instinto
(semejante al viejo útero)
y resguardo lo esencial
en esta dulce ceguera
que combate a la costumbre
de desear lo deseable.


Andoanalítico.

Esto es ver todo cambiar,
y sencillamente ser
lo que se anhela ser.
Si los días siguen pasando
(como el mismísimo viento)
el porvenir siempre será
un proyecto, y el presente
un deseo perdido en suspiros
(o ni siquiera eso).

Escribir sobre vivir
es como amar a la ausencia
buscando algo que no sea
posible de alcance alguno.

Toda esta inconexión
es una grageaprendizaje
que le comparto a las letras
para que el perspicaz olvido
no se birle el conocimiento
porque su afanoso apetito
es realmente inextinguible
sin rastro alguno de sosiego.

Conjetura.

Sólo hay dioses
en los rincones secos
(desiertos de razón)
buscando lo infinito
que jamás seremos
si no llegamos pronto
al arcano amor.

Abre el cerrojo.

Tu valle espeso
aterciopelado
me invita al éxodo,
acerca sus brazos
a mis instintos
y los seduce
con verdes susurros
de vida infinita.

Gritan sus morantes
el himno de los vuelos
que adorna, exactamente,
un cuadro en movimiento
(aunque leve, elástico).