somos agua urgente
que precisa movimiento
para no estancarse
para no pudrirse
para convidarse
a la flor, a su sed
a cualquier vida
al ansia tormentosa
de un cielo refulgente
a los ojos grises
otrora tan secos
y ausentes de rocío.
Y si vence la quietud
se marchitará antes del alba
todo lo que imaginaste
tras las salpicaduras
del reverso del cristal.
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