viernes, abril 30, 2004

El corazón, la cabeza y el alma rugen. El estrépito sacude mi cordura, que tambalea, se encuentra groggy, y el golpe de gracia no requiere demasiada potencia, por ende el temor es grande. Pero qué hacer si todo está del otro lado de la capacidad... Porque si me encontrara en ese plano, tiraría la toalla desde mi rincón, para que la derrota, al menos, no resultara letal. Pero pasa que mi limbo me niega el contacto, y contemplo con desesperación la muerte de mis para-qué, de mis quizás-si y de los tal-vez-algún-día. Va desagotándose la piscina de caminos por recorrer, y no encuentro el tapón: no está ni detrás de los recuerdos, ni en las esperanzas del futuro, ni siquiera bajo las pequeñas alegrías del presente. Y la tisis consume cada vez con mayor fervor a mi ya angostísima presoledad. Los recursos se esfuman.
Un terror más que serio camina por el medio de la calle con un paso tranquilo. Su semblante es algo soberbio y se lo ve intranquilo, parpadea como si le relampaguearan los ojos; y su mirada baja la temperatura de los corazones más inocentes. Revuelve escombros con el pie, frena, hace un paneo: gris. Todo es gris, una enorme soledad recubre los horizontes. Hay extremidades desperdigadas por las aceras y las calles indistintamente, y el rojo de la sangre es lo único que rompe la monotonía del gris, pero no así del dolor. Y de pronto, en un fugaz vistazo, su mirada se topa con la verdad más punzante: el cuerpo mutilado de una niña que apenas tendría 2 años de edad. En realidad, al avizorarla sólo era una masa de carne sanguinolienta, pero por pequeños indicios en sus casi irreconocibles facciones podía notarse el sexo femenino. Fue entonces que su propio corazón, el corazón del terror, sintió el hielo, el escozor. Una ráfaga de pensamientos turbios, llenos de rabia y angustia, le atravesaron la consciencia, y echó a correr sin rumbo alguno, maldiciendo al vil culpable de esa calamidad con gritos desgarradores. Pero a mitad de su enajenación, surgió repentinamente una figura que lo dejó paralizado: era un hombre. Un hombre vestido con elegante traje militar, sonriendo tiránicamente y examinando despectivamente al terror, quien continuaba helado, aunque no su cabeza ni sus sentidos. Y a causa de eso fue que logró hilvanar sus sentidos hasta el punto de llegar a una serie de conclusiones nefastas: El causante de todo ese desastre, había sido indudablemente aquél ser repulsivo, y el regocijo que la masacre le producía hizo convencerse al terror del insondable sadismo que reinaba en la cabeza del hombre. Así comprendió que en realidad él tenía más que temer de los humanos que los humanos de él.

martes, abril 27, 2004

Visto y considerando que llevo un sinfin de años tanteando la oscuridad que me atora por cualquiera de los costados, voy a proceder a correr desesperadamente en una dirección al azar, sin detenerme hasta que mi cabeza se encuentre conversando con un paredón sobre cómo se dio ese choque tan feroz. Entonces, voy a cambiar mi rumbo 180° y repetir la operación, y cuando halla hecho lo mismo las veces necesarias como para cersiorarme de que todo es una limitación invisible, me sentaré a esperar que el cielo se caiga sobre mí, o que mis alas terminen de sanar. Y quiero presentar mi queja al destino que hizo que su vodevil bélico desprendiera un fuego certero que fue a herirme en pleno vuelo y me dejó caer en este tristísimo aljibe.

lunes, abril 26, 2004

Creo que sigo cayendo por el mismo pozo de siempre... no veo el fondo, y ahora ni siquiera puedo divisar la luz del agujero por donde "entré". Es demasiado abstracta esta caída indefinida, rauda y asesina. Y no sólo porque su final no esté a la vista, sino que también hay algo macabro en la oscuridad, en el aire afilado que recorre mi piel y mis oidos, en el espesor cada vez más concreto del ambiente continuo, como si estuviese bajando por la garganta de un ser monstruosamente enorme. Y, mientras tanto, una voz interior me susurra al oido que está perdida dentro mío ¿qué hacer cuando la paradójica realidad acude corriendo para que le demos una solución?

domingo, abril 25, 2004

Si todas las mentes dicen que no, no vale la pena seguir por seguir.

sábado, abril 24, 2004

AL SUEÑO DE CRECER Y AMAR LO HAN ESTAFADO TANTO... SE QUIERE MATAR.

viernes, abril 23, 2004

A veces uno siente que todos los segundos se pusieran en contra de uno sólo para burlarse de su condición de minoría, y juegan bromas la mar de pesadas. En muchas ocasiones me he sentido bajo la tiranía de esos arbitrarios entes, dándome cuenta de que la Libertad suele disfrutar de un juego de dados.
Hay problemas que son insignificantes...


Llegué tarde...



...a menos que vivas en un planeta más pequeño que ellos.

jueves, abril 22, 2004

Brilló en el aire un bisturí, se relamió y cortó del cordón de la estridencia como una almohada. Su víctima se cobijó en un rincón, hecha una masa amorfa de miedos y rabia, y se durmió pensando alaridos y puños en alto. Luego, mucho después, un poco de shock, y los párpados se iban separando lentamente como la luz del Mundodisco. Vislumbró la eterna oscuridad, y, en el límite de ella, un punto octarino, casi irrisorio, que jugaba con su desesperación temprana. Su percepción se encontraba inimaginablemente perturbada, por ende tiró un manotazo para alcanzarla, y entonces comprendió que sus sueños de resplandor se habían asentado en un futuro cuasi utópico. Meditó. Lo pensó dos veces, tres, cien, mil. Caminó hacia el ínfimo punto con un entusiasmo casi tan latente como su temor. Se frenó. No había mejoras en la cercanía, la distancia debería de ser realmente enorme. Pensó en su inútil estatismo, y volvió a andar, y volvió a parar, y volvió a reflexionar, y volvió a andar, así unas treinta y ocho veces. Entonces se acostó. Se acostó y pensó en la maldita condena que le supuso despertar, y en la insoportable desesperación que causaba cambiar su nada infinita por una nada con la salida a años luz de sus posibilidades, la desesperación que le causaba tener la certeza de lo incierto. Así pasó un rato llorando su ignorancia perdida, y luego se durmió.
Todo lo que toco se parece a tus ojos, y se rompe. Dueño de un corazón loco que se parece a tus ojos...
Tiempo... ha pasado tiempo. Tiempo que fluye y arrastra cosas, deja otras, va arrancando de raíz pensamientos y recuerdos, y siembra ideas y fantasías. Y hay cosas que deja intactas, que las pasa por alto en su furia para que sigan creciendo y haciéndose carne, buscando el lugar y germinando, y florecer en el corazón, arraigándose a él para nunca volver a soltarlo. Y una de esas cosas hoy tomó por asalto mi corazón como un homenaje, una espectacular experiencia que tuvo lugar hace ya años y que hoy en día sigue como lo más profundo de este corto vivir. Y el recuerdo fabrica destrucciones en mi mente y alma, y evoca lagrimas que alguna vez fueron de felicidad y hoy recorren amargamente mis mejillas. El surco dejado por ese recuerdo sigue su camino, incesante, dejando una cicatriz medio abierta que sanga de a ratos, como las nubes. Y todo tan vano, tan trivial, tan vacío sin esos ticks, sin la aguda voz del fervor. Entonces llegan las confusiones, las búsquedas del sentido, de los significados, del amor, del odio, la bronca, el llanto, la melancolía, la nulidad, el bloqueo, la nada. Lo peor es la nada. Ese agujero negro que se para firme, con los brazos en jarra, donde alguna vez estuvo asentada la euforia más apocalíptica. Sólo queda ese éxtasis devenido en frustración, y esa magia atestada de esperanzas. Y una mínima ilusión, ahogándose en la vil realidad. Hoy, más que nunca, mi mundo es redondo.

miércoles, abril 21, 2004

Amaneciendo.

Si te extraño no es extraño.
Si me caigo es por vos.
En la calle dicen
que somos felices
y no existe la razón
de dejarte para siempre
cuando fuiste mucho más
que mi eterna compañera,
y que hiciste lo que quieras
porque así lo quise yo.

Creo que está amaneciendo
y lo que voy haciendo
me pone peor.
Pero yo vivo a mi forma,
sin reglas ni normas
es mucho mejor.

Si te digo lo que pienso
iría preso por amor.
A la gente que se burla
y a los otros que se asustan
no saben quién sos.
Y tu sexo más profundo
y tu golpe de vagón...
Cupido te pido
que te hagas amigo
de la noche y del dolor...
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas, huiremos lejos de aqui, a otro planeta...
Una fuerza salvaje se desata desde las entrañas del corazón. Esa pasión furibunda que atormenta al cerebro con azotes inclaudicables de rebeldía, de libertad. Brota a borbotones la rabia contenida en nuestro enjaulado espíritu. La explosión y el llanto, el grito y la bronca, la anarquía sensorial toma por asalto al cuerpo y lo sume en mágicas vivencias inimaginables. Un espectáculo brutal, demencial, antológico. El mar de almas está más picado que nunca, y de su efusividad nació una luz multicolor que inunda la galaxia, demostrándole a los dioses que a veces no gana quien mejor juega, sino quien más resiste.

martes, abril 20, 2004

Algún día tu tortuga aprenderá a volar.

lunes, abril 19, 2004

Desde lo más profundo de mi ser creo que la palabra "loco" nos es común a todos. La locura que la sociedad establece es esa locura que depende de quién enjaula a quién. Pero no, mejor no hablar de ciertas cosas. Yo me refiero a la locura que nos hace únicos, nos hace diferentes a los demás y permite que todo esto no sea una monotonía aún más grande. Esa locura que a veces es condenada (así será cada vez que alcance cotas "desmesuradas") da la oportunidad de imaginar las cosas con una perspectiva singular y fantástica, tan propia como la misma mirada. Hay locos que son todo creación, todo imaginación, todo sueño. Esos son los que dan pequeñas huellas que asisten a la moribunda esperanza para darle un aliento vital. Y hay otros locos... los locos que destruyen, que limitan, que cierran. Son locos demasiado locos: son cuerdos. Son los que destruyen a sus diferentes, los que atan y mortifican, los que cambian y adaptan, los que quieren liderar. Visten un sadismo a flor de piel que dificilmente se pueda comparar con otra cosa que no sea su egoísimo. Son locos que, una vez que hicieron su mundo, nos golpean con él hasta matar todas nuestras ilusiones e ides, todos nuestros criterios y valores, todo nuestro bien y nuestro mal, y ahí criarnos en base a su planeta de locura tan loca, y... ¿saben qué? Yo no quiero volverme TAN loco.
Quiero sentirme abstracto. Bah... no sé, quiero sentirme espíritu, ave en libertad. Quiero de nuevo mis alas en su plenitud. Necesito independizarme de este cuerpo tiránico, de esta jaula de piel. Deseo con todas mis ansias una huida lejos de la humanidad, de mi humanidad, puesto que así soy sólo una añoranza sin rumbo, una ilusión tan opaca como la suela de mis zapatos, gastados por el incesante caminar sin rumbo ni ubicación. Eso es lo triste de esta recorrida: me encuentro, de repente, yendo hacia un lugar que no sé dónde queda, buscando no sé qué o quién, y eso es demasiado triste y desesperante. Soy la voluntad agonizante vagando por una eternidad estéril.

sábado, abril 17, 2004

Tiré toda mi vida a la basura y ni las ratas se la comieron.
Creo que esto se trata de perder la forma humana... sí, sí. Alguien grande lo dijo una vez, más de una, y ahora comienzo a entenderlo. Es parte de todo un movimiento psicológico y revolucionario que se gesta dentro del alma del ser que la encadena cuando ésta no puede más de libertad, de amor y de énfasis, y necesita atomizarse, volatilizarse, expandir sus partículas de sentimiento por todo el universo, por todo el infinito. Ahí se pierde la forma humana y un crisol de almas se funden, se agitan y se esterilizan, renacen, viven; así es el tema, así, cuando somos conmovidos, todo llega a un default. Es el jueguito de la vida, de la carnada, un tire y afloje más cruel que los mismísimos hunos. Entonces el regreso a su Itaca, esa momentanea sensación de ser investidos por el sentido, ese sueño que torna casi al punto de ser palpable, llenan el tanque de la jodida esperanza. Entonces volvemos con la cabeza gacha a nuestra forma humana, con la ilusión puesta en la mítica visión, en ese bastión inexistente que colma nuestras irrisorias expectativas sobre un nefasto futuro carente de sentido.
Nadie puede escaparse si todo es una prisión.
Y va perdido, esperando una señal, preso en la bruma de la inercia...
No quiero hacer un discurso florido, ni una rima exacta, tampoco un lirismo, vengo a entregarles mi efusividad: NOSOTROS EXISTIMOS Y NO SOMOS SOCIEDAD.
Por eso, porque sólo somos entes separados de los demás, como ínfimas galaxias personales, como un campo de fuerza que genera burbujas independientes, como la mente y sus más insondables rincones, así. Y entonces, porque no somos nada, ni nadie, ni siquiera algo... quizás simplemente no somos ni estamos, al menos para los demás, para ellos que ven sólo lo que sus mentes les permiten ver, como un horario de protección al menor. Y sino, fíjense cómo discriminan al que vuela y no tiene alas, al que brilla sin hacer sombras, al que ríe sin motivos... es genial la cantidad de cosas excesivamente básicas que se pueden utilizar para desvirtuar a esta humanidad caduca, triste y sin sentido.

viernes, abril 16, 2004

Hace mucho tiempo escucho voces y ni una palabra...
El diluvio continúa, y yo no le pongo el freno. Todavía tengo amigos que me quieren como soy... y eso me hace demasiado bien, aunque no me dé cuenta, aunque nada me haga bien, eso me hace bien. Y en este estado de centi mental uno quiere tanto a tanta gente que deja de creer en la verdad que es todo lo que siente porque parece un exceso mentiroso, una grotesca representación, absurda por demás. Y locuras de todos lados, y un flash que no tiene nombre, y eso no es nada, pero joder que me cambia sentir esos instantes de eternidad vivida y por vivir.
Sí, un diminuto estado de nirvana "a lo Lucien". Es un diluvio mental, como una cascada de aguas filosóficas e idealistas que caen sin cesar y no me dan los dedos para dibujar en letras todo lo que mi mente barrunta, imagina, moldea. Hoy me dijeron que tengo ansias de poder, cuando siento que lo aborrezco, que no deseo jamás sentirme en una situación de poder más allá de lo que sea necesario para cumplir mi jodida utopía de que este mundo sea un lugar "mejor", porque mi asteroide viene agonizando desde hace ya mucho tiempo y no quisiera que se extinga la especie que más me reconforta. Lo más triste de todo esto es la certeza de saber que jamás de los jamases voy a ver mi obra terminada. Y no sé cuál es el quiebre, atrás de qué arbusto me olvidé las esperanzas, en qué camino me cambiaron el entusiasmo que tenía en las alforjas por un nihilismo tétrico, infausto y letal. Amo ser lo que soy, pero tengo tantas ganas de recuperar esas motivaciones, esa creencia en lo que quiero, esa certeza de una posibilidad de mejorar, de lograr algo. No sé, es patético mi estado de hastío.

jueves, abril 08, 2004

Retorno de una pequeña inactividad causada por la saturación. Aquí dejo una pequeña catarsis recientemente consumada que trata sobre un resto demasiado importante en las esperanzas de este ente, así como en las de muchos otros. Quizás haya quien se identifique, no dejen de comunicármelo (siempre y cuando no les sea molestia). Saludos desde el asteroide b612.

El resto más valioso.

Tristemente, las renuncias se van superponiendo y queda el vacío más alimentado en la eternidad más inútil. Abnegado por demás, queda ese resto, esa perla que brilla, y con ese brillo lanza miradas audaces, desafiantes y hasta hirientes, corriendo entre los laberínticos muros de una historia turbulenta de desapariciones consecutivas con pequeñas islas de placeres extremos y amplios mares melancólicos. Un paisaje de feroces magnitudes y características absurdas como religiones, como instituciones de seriedad circense. Pero sigue sobreviviendo ese resto, esa grieta, ese haz de luz en la rendija de la esperanza demacrada, molida a palos, que todavía agoniza en una jaula lóbrega, silenciosa y desolada. Ese resto tan gastado, tan seco, tan marchito que casi ni siquiera es un resto, sino una sobra. Ese resto que ya no suma, que está como mirando a la muerte con unos ojos atiborrados de deseo y convalecencia. Un resto que, a pesar de todas sus desgracias y su nefasta condición, es más valioso que la gloria, porque en su supervivencia se posa el último bastión de una fuerza, de una potencia que supo dominar al mundo.

Lucien.

martes, abril 06, 2004

Hago un pequeño posteo pre-sueño para dejar el mojón hacia un sitio web en el cuál tengo una pequeña participación, y que me interesa compartir porque siento que tiene contenidos interesantes.
www.lalibertadesfiebre.com.ar
Espero que sea de su agrado. Saludos desde el asteroide b612.

sábado, abril 03, 2004

Es un cierto agradecimiento este posteo. Tiene que ver con los blindajes, que con ese cariz verde manzana tienen el sexto sentido que les permite poner la trampa justo cuando la tristeza está a un paso del sitio y sin que ella se dé cuenta, para que caiga como la más inocente en una jaula momentanea, mortal y blanda. Así, con esos dotes, los blindajes cuidan mis ánimos como si fuéramos una manada, un sustantivo colectivo del cual todos somos los hacedores, como si fuéramos una pintura y todos perteneciéramos a algún color exacto y plenamente necesario, y formáramos parte de los matices diversos y resultáramos indispensables para el otro. Así lo creo. Y por eso este post. Simple y eternamente gracias.

viernes, abril 02, 2004

Sin pistas. Así ni el grandioso Holmes podría averiguar el misterio que se cierne sobre la profundidad de mi abismal pecho. Ese fulgor mágico comenzó a oscurecerse y suplantó a mi sombra, siguiéndome con constancia, sin dejarme respirar, y ahora aprieta los dedos con fruición, con sadismo ilimitado, y me hace volver a odiarlo. Pero hay un inconveniente: ese odio se hace más grande porque uno tiene la certeza de lo pasajero de su existencia, y sabe que su única razón de ser es amedrentar nuestra algarabía con sus tinieblas de asco, de desdén y vileza. Y así, con mi lógica al desnudo, sin olvidos ni huellas digitales, sin rastros ni pisadas, caigo en la más honda inceridumbre, en un hastío de la nada. Por así, sin pistas, es imposible resolverlo.
Cuenta el cielo soslayadamente que sus intenciones negadas le imponen una tristeza luctuosa. Entretanto yo planto ilusiones sobre el yermo callejón de los sueños por cumplir, como una obra de teatro con dios en el protagónico. Y antes de salir a cosechar las sobras de mi inconsciente, le pido consejos a Mario... que sea hasta después.

jueves, abril 01, 2004

Ehm... buenas. Saludos desde el asteroide b612. Después dejaré por acá algunas cosas relacionadas al título. Por ahora, nada más.

Lucien