martes, abril 27, 2004

Visto y considerando que llevo un sinfin de años tanteando la oscuridad que me atora por cualquiera de los costados, voy a proceder a correr desesperadamente en una dirección al azar, sin detenerme hasta que mi cabeza se encuentre conversando con un paredón sobre cómo se dio ese choque tan feroz. Entonces, voy a cambiar mi rumbo 180° y repetir la operación, y cuando halla hecho lo mismo las veces necesarias como para cersiorarme de que todo es una limitación invisible, me sentaré a esperar que el cielo se caiga sobre mí, o que mis alas terminen de sanar. Y quiero presentar mi queja al destino que hizo que su vodevil bélico desprendiera un fuego certero que fue a herirme en pleno vuelo y me dejó caer en este tristísimo aljibe.

No hay comentarios.: