jueves, abril 08, 2004

Retorno de una pequeña inactividad causada por la saturación. Aquí dejo una pequeña catarsis recientemente consumada que trata sobre un resto demasiado importante en las esperanzas de este ente, así como en las de muchos otros. Quizás haya quien se identifique, no dejen de comunicármelo (siempre y cuando no les sea molestia). Saludos desde el asteroide b612.

El resto más valioso.

Tristemente, las renuncias se van superponiendo y queda el vacío más alimentado en la eternidad más inútil. Abnegado por demás, queda ese resto, esa perla que brilla, y con ese brillo lanza miradas audaces, desafiantes y hasta hirientes, corriendo entre los laberínticos muros de una historia turbulenta de desapariciones consecutivas con pequeñas islas de placeres extremos y amplios mares melancólicos. Un paisaje de feroces magnitudes y características absurdas como religiones, como instituciones de seriedad circense. Pero sigue sobreviviendo ese resto, esa grieta, ese haz de luz en la rendija de la esperanza demacrada, molida a palos, que todavía agoniza en una jaula lóbrega, silenciosa y desolada. Ese resto tan gastado, tan seco, tan marchito que casi ni siquiera es un resto, sino una sobra. Ese resto que ya no suma, que está como mirando a la muerte con unos ojos atiborrados de deseo y convalecencia. Un resto que, a pesar de todas sus desgracias y su nefasta condición, es más valioso que la gloria, porque en su supervivencia se posa el último bastión de una fuerza, de una potencia que supo dominar al mundo.

Lucien.

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