viernes, abril 02, 2004

Cuenta el cielo soslayadamente que sus intenciones negadas le imponen una tristeza luctuosa. Entretanto yo planto ilusiones sobre el yermo callejón de los sueños por cumplir, como una obra de teatro con dios en el protagónico. Y antes de salir a cosechar las sobras de mi inconsciente, le pido consejos a Mario... que sea hasta después.

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