viernes, abril 30, 2004

El corazón, la cabeza y el alma rugen. El estrépito sacude mi cordura, que tambalea, se encuentra groggy, y el golpe de gracia no requiere demasiada potencia, por ende el temor es grande. Pero qué hacer si todo está del otro lado de la capacidad... Porque si me encontrara en ese plano, tiraría la toalla desde mi rincón, para que la derrota, al menos, no resultara letal. Pero pasa que mi limbo me niega el contacto, y contemplo con desesperación la muerte de mis para-qué, de mis quizás-si y de los tal-vez-algún-día. Va desagotándose la piscina de caminos por recorrer, y no encuentro el tapón: no está ni detrás de los recuerdos, ni en las esperanzas del futuro, ni siquiera bajo las pequeñas alegrías del presente. Y la tisis consume cada vez con mayor fervor a mi ya angostísima presoledad. Los recursos se esfuman.

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