martes, septiembre 28, 2004

Adicciones en acción.

Ingestión, digestión, erección
Sobredosis de razón
humo grueso y casi dulce
espectáculo y función.

Lo triste de la tristeza
los mambos y la cabeza
el sueño como velorio
o una sombra que reza.

Son rayas de pizarrón
hechas con tiza y desilusión
que se pierden en el consumo
y las revistas del corazón.
Gracias por el fuego.

Marito transita su vejez
una vejez eterna
casi siamesa del alma
que cobija tanta magia.

Tiene ojos expertos
creo que de tierno dolor
y una sonrisa tan tibia
que parece imposible
no creer en su grandeza.

Se suelta en metáforas
donde circula Troilo
y un espantapájaros
y el arco iris.

Y la vida
la vida de hoy
que le lega al mañana
para disfrutar del tiempo
pero del tiempo sin tiempo.

lunes, septiembre 27, 2004

Allá hay gólems de cemento, hay sistema embutido en trajes, hay estrellas de neón, hay reptiles rodados. Allá hay nubes de oxígeno y aire de smog. Allá hay muerte en las miradas, y huecos en el alma.
Acá sólo está el cielo de un rostro, con dos ojos por estrellas. Acá la mística natural sigue al aire a todos lados. Acá el amor usa tu ropa, la ilusión te roba el perfume. Acá ando descalzo por la arena húmeda, tibia. Acá las almas tienen alas y se posan en los jazmines.
Lástima que me toque vivir allá.

¿Cómo se vive sin ser una oferta y/o una demanda?
La cabeza en Flor.

Me busco, me necesito
mas no me encuentro.
O mejor aún: me encuentro
pero demasiado.

No es que me dé miedo
sólo son muchas personas
las que viven mi vida,
una vida muy fina,
muy frágil, muy blanda
que se ahoga en una lluvia
que se quema en un suspiro.
Una vida débil como la luz.

Estoy en el idealista
pero también en el vicioso
y en el animal, y en el humano
estoy vacío de luz
estoy lleno de sombra.


¿Hay algo más desilusionante que hacer los sueños realidad? ¿Qué sentido tiene?

viernes, septiembre 24, 2004

Me hacés jodida falta, aunque cada vez que lo pienso, me quiero cortar la lengua para no decirlo, los dedos para no escribirlo y la cabeza para no pensarlo. Quisiera salir de mí, y patearme hasta que con la sangre se vaya ese capricho. Me encantaría ser un tercero para poder venir a hablarme en el idioma que comprendo y sacarme esa obsesión de la cabeza.
Pero yo no puedo conmigo mismo. No puedo conmigo, tuyo. No puedo sin vos, menos sin mí.
Necesidad del lleno, del grueso despertar de un rincón oculto que se escapó de la vida cotidiana y se perdió en el bosque. Eso siento. Ese costado que quedó marginado por propia voluntad. Necesito fervientemente una mano de ese mundo, un remo, un bote, un par de alas que no se hagan humo.
¿Por qué mi mente no puede volar más allá de mi cuerpo?
En realidad sí lo puede hacer, pero siempre le queda esa consciencia amarga de saber que hay una piedra debajo de ella, que la sostiene, la limita, la atrapa, la arrastra. El peso de la humanidad se hace insoportable sobre la frágil espalda de los sueños, debilitados estos últimos por una rutina que fastidia, por un ambiente asfixiante. La ilusión tiene osteoporosis, problemas lumbares y, encima, ganas de suicidarse. No pega una.

martes, septiembre 14, 2004

Por la guerra del pecado
contra el discurso moral
se enfrentaron bien y mal
en un partido trabado
que dio como resultado
un empate criminal.

Son millones las víctimas
del bombardeo legal
no da abasto el hospital
y en las victorias pírricas
las cosechas son mínimas
y el deterioro, total.
No lo pienses, no es total
ni absoluto, ni verdad.
No pretendas entender
no lo busques por el mal
no lo encuentres por el bien
no lo sientas por real
porque nada cierto es.

Sólo hablamos de vivir
ni siquiera respirar
tampoco es que existe un fin
o un punto donde llegar
es el trámite de ir
de nuevo a ningún lugar.


Es otra situación completamente normal. Y ese es el problema. La pieza está acá, en el mismo lugar de siempre, con los mismos adornos, sólo puede oscilar el orden de las cosas, pero todo es un enorme periplo. La habitación es tan estática como el resto del universo, de mi visión del Cosmos.
Me acomodo, cruzo una pierna, me desperezo. Miro alrededor, bostezo y voy al mismo lugar de siempre, del que no me moví. Pero voy igual, porque es mejor que no hacer nada. Bah... hago nada de todos modos. La nada me persigue. El vacío me corre como si fuera mi sombra, y mi sombra se ríe de su condición. Y entonces me desespero, me aburro, me aletargo, me siento, me levanto, me corro, me escapo, vuelvo, salgo, entro, exploto, me rehago, me deshago, miro sin ver, veo sin oir, oigo sin sentir, no siento más nada y vuelvo a ser exactamente lo mismo. Me muero sin morirme, todo el tiempo, todos los tiempos. Mi eternidad se desgasta y se regenera con la cadencia de mis respiraciones. Es todo muy genérico, ni siquiera vivo a veces. Y de pronto la muerte se me viene encima, me azota, me prepotea, me hace cosquillas. Me agrede con su forma tan sutil y sádica, gozando del anormal sentido de oscuridad que provee a quien atiende. Estorba a mis ojos, pero satisface mi alma. Le da ese "y bueno" que tanto necesita a veces. Vuelta a empezar...

jueves, septiembre 09, 2004

El campo y su mancha, que está en el medio, en esa posición de protagonista vil, de malo de la película. Esa mancha que no se puede quitar con nada, y que nació con el mismo campo. Esa misma mancha es la que nutre al campo. Esa simbiosis tan atroz, invertebrada y sedentaria hace que la fantasía no esté tan lejos después de todo. Es un algo más. Pero como no se puede contra ella, gana fama con el paso del tiempo... tan difícil es, creo yo, tratar de borrarla como ignorarla. Así que mejor vapulearla. Cuestión de descarte.

miércoles, septiembre 08, 2004

Los sueños, sueños son. Y tienen derecho a permanecer vírgenes mientras ellos lo dispongan.

viernes, septiembre 03, 2004

Ojos rojos, hinchados en sus terrenos, ahogados. Es una pauta, y marca la sentencia, la birome inaudita que adhiere el punto final a un cuento de tanta dulzura como sufrimiento. Porque no nos engañemos, que para el rosa se necesita mezclar la pureza con sangre. Sangre y fuego.
¿Cómo no le voy a agradecer? Si de ese cariño, de esa presencia, se nutrieron dos de las estrellas más brillantes que conforman mi galaxia. Si no habiendo lazos el aprecio tácito era tan grato y conmovedor que el aire que anidaba en esa alfombra azul tenía un no se qué mágico y outré para estos dedos y su continuación. Si otro de sus logros me representa una admiración enorme como el afecto que le tengo. Si, más allá de todo, su propia persona valía la intención.
Pero tanto agradecer me confunde, hasta me rechazo a mí mismo, porque lo veo como una ceremonia de clausura, y esto recién es la mitad de todo: uno es su propia obra. En este terreno, en este juego, mientras queden fichas de nuestro color, la pérdida no existe.
Que la eternidad te tenga reservado el colchón de nubes que acá no pudiste conseguir. Un abrazo interminable.

El Diamante loco.
P.D.: Si te lo cruzás, mis saludos al Viejo, decile que lo extraño.
Estación del fin del mundo.

Del fuego al aire,
del barro al suelo
de todo a nada
camino o vuelo
no moja el agua
no enfría el hielo.
La vida mata
(eterno el duelo)
con eficacia
mas sin anzuelo.



miércoles, septiembre 01, 2004

Buena nueva.

Nos presentamos de alas abiertas
y entre ellas se gestó,
cual si fuera un vientre etéreo,
una buena nueva magia
que floreció instantáneamente
al ritmo del atardecer.

De los pájaros, la vida
y la música y el sol
de las playas visitadas
e ideales de mentira
de todo eso y mucho más
se nutrió la fantasía
que inundó la realidad.