martes, junio 13, 2006

Que te extraño, pero no tanto.

Como las agujas se lo comen todo, parece que hay una parte tuya que también ha servido como platillo del tiempo.
La ausencia hizo estragos, pero tras la tormenta furiosa se nos quedó a media máquina esta sed insacible y entonces, parado y sin rumbo, me pregunto qué pasó.
Pasa siempre: al amor infinito lo bautizaron agarrado del talón.
Y si fuera más espuma que cerveza... en realidad esos tragos todavía valen soplar, escupir y esperar, pero no quiero embargarme al deseo del instinto.

No hay comentarios.: