sábado, junio 03, 2006

Similares. O puestos.

Esa sintonía fina es la parálisis del universo para que salgamos a jugar un rato.
Qué hermosas son las diversiones suaves que toman colores trascendentales cuando se trata de enchastrar de sonrisas todo el lugar, y nosotros vamos compañeros y cómplices a la caza del mismo sinfin que las noches invitan.
Nos descubrimos por costumbre en los rincones que se apartan del común, y así ese confuso recelo nos lleva como rivales de turno en las peripecias que dictan las madrugadas.
Es extrañísimo mi sentir que te condena y no ofrece blando resquicio por donde apelar a la piedad. Con esa costumbre del toldito en la cabeza (y el horizonte), sin poder mirar las estrellas más allá de un hombro.
Qué diferentes somos, por más que el hambre sea la misma.

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