toda palabra me encadena
con una levedad sorprendente,
y obsesiona mis modales
y se come mis pensares
(esos que, sino, se enturbian).
Cuentos, diarios, poesías
sucesos y hasta frivolidades
se llevan mis ojos hundidos
para pasearlos sin rumbo
(aunque, a veces, lleguen lejos).
Y vago, divago, me embriago
entre definiciones e historias
que transforman (convulsionan)
estas caóticas cavilaciones.
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