para aliviar su insipidez
(ni pimienta, ni un carajo
de lo que hay en mi alacena).
Todo es inútil para el mañana
de ese recuerdo selectivo
que prefiere atesorar sombras
y condenar lo demás al olvido.
No alcanza mi corazón
a complacer sus latidos
ni a llenar esos vacíos
que crecen constantemente.
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