miércoles, marzo 20, 2013

Incontinencia poética.

A veces uno quiere desangrarse en letras. Digo: como en todo poeta, las palabras fluyen por las venas, sístole y diástole, inspiración y anhedonia. Y cuando el torrente se hace incontenible, y no puede uno soportar ya el pulso de los versos subcutáneos, se abre un tajo en la sien o en el pecho y deja salir ese borbotón de sangre (a veces roja, otras gris, y otras tantas de indescifrables colores) como vomitando alas.

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