de ir borrándote, al contrario
te encienden más
con otro ardor, otra ausencia
que es tu memoria abstracta
ensayada en cada himno.
No hay lugares que no hayas
hecho tuyos al pasar.
Los recuerdos se amontonan
si de evocarte se trata:
un manantial de anécdotas
es tu espíritu encontrándonos
en ceremonias paganas
que usamos para incendiarnos.
Militamos tu memoria:
esa que anima las remeras,
esa que marca nuestra piel,
esa que anida en el pensar,
esa que hermosea los trapos,
esa que agita en el viento,
esa que arranca gargantas,
esa que hierve la sangre.
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