El velo nocturno
no cubre la vida
aquí desparramada
no calla a los vientos
ni duerme a los grillos
ni aleja al inmenso mar.
Crujen las ramas ocultas
se mece la luna esbelta
entre estas copas inquietas
que van tapando su cuerpo.
Se siente una intensa calma
sincronizada y sublime,
casi evadida del tiempo
(y ese paso ágil e impío).
Qué perfecta sinfonía
esta oscura sintonía
entre sombras y armonías
compartiendo melodías.
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