martes, marzo 13, 2012

Morir, resucitar, etc.

El tiempo embadurna
con su fragilidad
los momentos felices
y, de un plumazo
se vuelan las estrellas
como chispas fugitivas
de un fuego efímero
que ardió el infierno
y reposa en cenizas
apilando la memoria.

No quiero ser la repisa
donde acomodo los libros
que jamás volveré a leer,

ni el ladrillo estéril
de un paredón infranqueable
protegiendo al miedo
(¡y a nadie más que al miedo!).

Esta hojarasca alimenta
a la próxima primavera.

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