martes, agosto 05, 2014

Estela de la perseverancia.

Encontrarse no es azar:
son las horas que empedraron el camino
recorrido tantas desveladas noches
las que atraen, como un imán,
al destino de quién no olvida,
de quién no rinde su obstinación.

La hermosura de tu porfía
es mirada inquebrantable
colmada de fiera ternura,
destellando amor y centellas.

En un puño apretás la memoria,
y te vas arrancando esa espina.
Al instante ofrecés otra mano:
la que blande un gentil nomeolvides.

¡Somos los hijos de cada nieto!
¡Somos la sangre, el río revuelto!

Tu vientre contuvo a todos
y hoy pare una vida entera:
la malicia urdiendo veneno,
vos dando a luz a Godot.

Engendraste primavera,
abuela de la verdad.



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