martes, febrero 03, 2015

Sádicos refritos.

Se nos acaban las balas
a los armados de letras.
Van cayendo las palabras
como jóvenes promesas
sobre lápidas aún verdes,
sobre tierra de tristezas.

Se resucita a la muerte
para endiosar otras vidas,
se reinventan las heridas
anacrónicas, inertes.
Lo que ansiábamos pasado
se precipita al presente.

Nos debemos la ignorancia
que deviene en su jauría,
el afán de cacerías
nutridas por la arrogancia,
el quid de su intolerancia
y la rancia sangre fría.

Prometamos la memoria,
exijamos el recuerdo.
No nos pongamos de acuerdo
para maquillar la historia
que flota sobre la escoria
como un sinsentido lerdo.


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