viernes, julio 10, 2015

Lunar raigambre.

A veces, los aliados
demandan demasiado,
se abusan del encanto
y arrancan berretines,
o se ponen obsesos
con nudos sin cordones,
o despegues sin vuelos,
o ausencias inviables.

Y te hincan con ahínco
sus pálidos colmillos
de luna inmarcesible
en la yugular mórbida
que late, vehemente,
su inercia desbocada.

Destellos despabilan
tu pávilo durmiente,
los delirios cautivan
el sueño por la noche.

"-¡Qué exigua es la velada
para un apasionado!
¡Qué intrépidos los riesgos
que corren tus deseos!"
te grita tu silencio
detrás del ventanal.



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