martes, octubre 30, 2007

Bill y Walt.

Hundidos en hojas nos volvemos cuento (si bien a veces siento que lo somos, esto es más literal, literalmente).
El señor de las doradas manzanas del sol nos lleva a una playa y nos deja ahí, vestidos ambos de niños, aunque de diferentes pieles que se irán mimetizando con el correr del sol.
Nos impregnamos de su fantasía y derrotamos tan sencillamente a la realidad... y hasta nos damos el lujo de ponerle nuestro estilo a los diálogos, como tomando prestadas las riendas de este mundillo ¿ficticio?
Bajo la luna nos vamos desprendiendo de nosotros mismos, pero sin separarnos. Qué perfecta visita a la imaginación. Abrazados.

1 comentario:

Melimé dijo...

ohh Walt, sambuiámonos en el cuento mañana por la tarde y quita de una vez este peiejo de mi espalda. Suavememente, como tú sabes hacerlo.
¿sí, uolt?

(tengodosampollasenlaspalmasdelasmanosporculpadelasmasasdeloszurdosquetocoenpercusión)

Que mañana entonces nos hundimos en él ¿dale?.
Como el otro día, bajo la luna, frente a las flores y al ladito del sol (L)