miércoles, agosto 27, 2008

Los fieles del nuevo mundo.

Consagran horarios enteros a inyectarse actualidad.
Escapan de sí mismos con drogas audiovisuales, entretienen la emoción para que no les toque la llaga que deben tener donde queda el corazón.
Se sorprenden por un tumulto de números que no saben de dónde vienen ni hacia dónde van.
Respetan como dioses a las estadísticas más absurdas.
Demonizan cualquier peligro, los evitan a toda costa.
Desdeñan las alegrías que no se pueden comprar (desdeñan casi todo lo que no se puede comprar).
Crían a sus hijos en castillos de cristal, pero con mentalidad depredadora e insaciable.
Pese a sus aires de suficiencia, les pagan a otros para soslayar los miedos que consumen a diario.
Tienen siempre una queja a flor de labio.
Condenan con la misma facilidad que se deseprenden de las cosas por esa avidez de fugacidad.
Tienen siempre el rabillo del ojo en el minutero.
Olvidan la humanidad de los humanos, salvo que se trate de sí mismos.
Ningunean a la Pacha, quizá ignorando que es también su madre.

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