lunes, octubre 20, 2008

Museo vivo de un amor.

Naufrago voluntariamente en esta isla verde, y todo es una invitación a tu recuerdo.
Los niños perdidos en su fantasía, dibujando mundos a su antojo en cualquier rincón, desparramando ternura como una veta colorida en el aire, como ese arcoiris que dejás al pasar.
La naturaleza, que resiste en estas pinceladas de oasis urbano, recibe al sol de par en par, y este se acomoda en todos los rincones, despilfarrando belleza y vida.
El verde casi constante, insignia de sueños primitivos, libre.
Los lugares exactos de días y noches amantes. Pedazos de un recuerdo que hoy atesoro porque quiero en mi futuro recordarlo como un antecedente de lo que construimos día a día.
La primavera en flor, rebalsando los sentidos, recordándome aquel día que un milagro se hizo labios encontrados.
El cielo, ese espejo de nuestro idilio, enchastrado de matices que se vuelcan en mi espíritu.
La vida... esa que quiero regar contigo.

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