lunes, agosto 16, 2010

Nostalgia de mañana.

No sé cómo despegarme de la nostalgia, esa sombra que persigue mi pensar, sin tregua.
El anhelo de la inocencia, de la frescura y novedad, del entusiasmo irrefrenable que se motorizaba a sí mismo...
Los momentos añejos, ya inalcanzables, como un vino etéreo en su mejor barril.
La ausencia de la ausencia de la ausencia de la ausencia de la ausencia etcétera, ese espiral que no lleva a ningún lado, pero vamos igual porque hay un secreto que desentrañar, y lo elegimos a pesar del absurdo.
Y todo en el mismo lugar, pero tan diferente que hace dudar.
Duele pensar en lo que sólo puede ser pensado y no vivido, pero es mejor que relegarse al entretenimiento vegetal... o no.
Todos estos desvaríos de la nostalgia se complotan contra el presente, pero igual hay rayos de mañana en lontananza, esperanzas de mejores intenciones sin el vicio pesimista que invade los flancos descubiertos del espíritu.

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